Inge Lehmann es, junto a Marie Tharp, una de las geólogas más influyentes del siglo XX. Sin embargo, mientras que el trabajo de Tharp reveló algunos de los mecanismos más importantes que tienen lugar de la superficie de la Tierra, validando así la teoría de la Deriva Continental propuesta años antes por Alfred Wegener, Lehmann dedicó su carrera a entender que pasaba miles de kilómetros en el interior de nuestro planeta; a indagar en las entrañas de nuestro mundo. 

Inge Lehmann nació el 13 de mayo de 1888 en la ciudad de Copenhague. Siendo niña, cursó la escuela secundaria en su Dinamarca natal, con la suerte de que ya por aquellos entonces en el país se trataba a los niños y niñas por igual, un modelo educativo aún poco extendido por Europa. 

A la edad de 19 años, en 1907, comienza sus estudios de matemáticas en la Universidad de Copenhague, donde después de un periodo de 2 años en Londres, y tras algunos años en los que interrumpió sus estudios para trabajar como asistente de actuarios, finalmente se graduó en 1920. 

No obstante, la experiencia matemática y estadística obtenida en su empleo le valdrían a Lehmann para ingresar 3 años después en el departamento de ciencias actuariales de su universidad. Solo dos años más tarde, su buen desempeño le impulsó a convertirse en la asistente del director del Real Instituto Geodésico Danés, donde tuvo su primer contacto con la geología, ya que parte de su trabajo consistió en establecer las primeros medidores sísmicos de Dinamarca. 

Esto no hizo si no disparar el interés por la geología de Lehmann, lo que la llevó a matricularse de nuevo en la universidad para estudiar sismología, materia en la que obtuvo una maestría en 1928, mismo año en que se fue nombrada geodésica estatal y jefa del departamento sismológico del Real Instituto Geodésico Danés, puesto que ocupó hasta su jubilación en 1953. 

En el desempeño de su actividad, Lehmann se centraría en la gestión de las estaciones sismológicas danesas, así como en la recopilación de datos sísmicos. Se interesaría especialmente en determinar los epicentros de los terremotos con mayor precisión, para lo cual se valió del estudio de las ondas sísmicas.

Así, los datos obtenidos por Lehmann sobre las diferentes velocidades de onda captadas por distintos sismógrafos ubicados en varias partes de la Tierra, la llevaron a postular un modelo que sugirió que el interior de nuestro planeta estaba dividido en 3 capas: los núcleos interno y externo y el manto, en las cuales las ondas viajaban a distinta velocidad en cada una de ellas. 

Habría que esperar todavía algunos años, hasta 1970, para que los avances en los sismógrafos proporcionaran evidencia inequívoca de la existencia del núcleo interno advertido por Lehmann, cuyo apellido da hoy nombre al límite que separa ambas partes del núcleo terrestre: la discontinuidad de Lehmann, situada a unos 5.100 kilómetros de profundidad. Hasta entonces, al igual que un melón, se pensaba que el interior de la Tierra, al menos en parte, estaba hueco. 

Además de este hallazgo, Lehmann también contribuyó notablemente al estudio del manto de la Tierra; y junto a Beno Guttemberg, el sismólogo que definiera el diámetro del núcleo terrestre, descubrió el límite que separa manto inferior y núcleo externo. Del mismo modo cofundaría la Sociedad Geofísica Danesa en 1936, institución que presidió entre 1941 y 1944.

Por sus contribuciones en el campo de la geofísica recibiría en el año 1971 la Medalla William Bowie de la Unión Geofísica Estadounidense, y en 1977 la de la Sociedad Sismológica de América. La científica falleció en Copenhague en 1993, pero en un último gesto de reconocimiento la Unión Geofísica Americana crearía la Medalla Inge Lehmann en su honor en 1995, la cual hoy se otorga a aquellos científicos que aportan una contribución sobresaliente a la compresión de la estructura, composición y dinámica del manto de la Tierra.