"Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hipatia, hija del filósofo Teón, que logró tales conocimientos en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo. Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su instrucción". Con estas palabras describía el historiador Sócrates el Escolástico a la que quizá fue la científica y filósofa más importante de la Antigüedad.

Hipatia nació en la ciudad de la entonces diócesis romana de Egipto, Alejandría; sin embargo, su llegada al mundo es todavía hoy objeto de debate. Algunos historiadores sitúan su nacimiento en el año 370, no obstante, es sabido que uno de sus discípulos fue el filósofo neoplatónico Sinesio de Cirene, nacido en en el año 375, por lo que dada la improbable cercanía en edad de discípulo y maestra, otros historiadores se inclinan a pensar que la mayor filosofa del mundo griego nació en el año 355.

De madre desconocida e hija del reputado matemático y astrónomo Teón de Alejandría, Hipatia heredaría de su padre, quien la formaría en sus primeros años en Matemáticas y Astronomía, la pasión por la búsqueda de lo desconocido.

Se educó en ambiente académico y culto, y por el propio deseo de su padre, atendiendo a la expresión latina "Mens Sana In Corpore Sano", más allá de cultivar su mente, haría lo propio con su cuerpo a través del remo y la hípica.

Según el filósofo pagano del siglo VI, Damascio, la maestra alejandrina "era de naturaleza más noble que su padre, y no se conformó con el saber que viene de las ciencias matemáticas, en las que había sido introducida por él, sino que se dedicó a las otras ciencias filosóficas con mucha entrega". Esto motivó que también se inclinara por el arte de la oratoria, lo que en su conjunto la llevó a convertirse alrededor del año 400, además de en una reputada maestra, en la líder de los neoplatónicos alejandrinos.

De Hipatia se dice que en su tiempo fue la matemática y astrónoma más importante del mundo. Se trata de la única mujer de quien se puede hacer tal afirmación en esta época, además, también, de la primera mujer matemática de cuya vida y obra existe un conocimiento razonablemente detallado.

A Hipatia se le atribuye la ardua labor de preservar la herencia matemática y astronómica griega en tiempos extremadamente difíciles, con trabajos en el campo de la geometría como los comentarios sobre las cónicas de Apolonio de Perga; en el de la aritmética, como la teoría de números de Diofanto de Alejandría, así como una tabla astronómica, posiblemente una versión revisada del Libro III del comentario de su padre sobre el Almagesto.

También escribió sobre álgebra y astronomía, mejoró el diseño de los primitivos astrolabios e inventó un densímetro. Es por todos estos motivos que la hija de Teón de Alejandría es considerada una de las mujeres pioneras además de ilustres de la ciencia.

Sin embargo, pese a su virtud, la filósofa y matemática tuvo la escasa fortuna de vivir en una época muy turbulenta de la historia de Alejandría, la cual se desarrolló en un contexto de conflicto entre cristianos, judíos y paganos.

Así, los testimonios de varios autores de la Antigüedad relatan que la vida de la científica, pese a no hacer gala de creencia alguna, ni tampoco de paganismo, acabó con un brutal asesinato a manos de un grupo de fanáticos cristianos, quienes se recrearon en un salvaje desmembramiento y posterior quema del cuerpo de Hipatia, de quien pese a lo trágico y descarnado de su final, recordaremos para siempre por su obra, logros e impecable papel intelectual en un mundo entonces reservado en su mayoría a los hombres.