A pesar de que al imaginar al animal más grande del mundo solemos invocar a dinosaurios extintos, este título está adjudicado a una criatura que existe entre nosotros. Este leviatán, de treinta metros de longitud y 200 toneladas de masa, es la ballena azul.

Para asimilar mejor sus hechuras es necesario recurrir a algunas analogías: su masa es comparable a la de 3.333 personas. O 40 elefantes. O 4 Boeing 7. Solo su lengua, de hecho, tiene cuatro toneladas. Su corazón es de 680 kg, también el más grande del mundo, más de dos mil veces la masa del corazón humano. Su vena aorta es tan ancha que hasta un niño de cinco años podría atravesarla nadando.

Ahora, Mariana Nery y sus colegas de la Universidad Estatal de Campinas-UNICAMP en São Paulo (Brasil), han descubierto los genes implicados en este crecimiento descomunal de una criatura que, en sus orígenes hace 50 millones de años, tenían un tamaño similar a otros cetáceos

Protección contra el cáncer

El equipo ha identificado cuatro genes (GHSR, IGFBP7, NCAPG y PLAG1) que promueven tamaños corporales grandes, pero lo más curioso es que, simultáneamente, estos genes también mitigan los efectos potencialmente negativos de esas dimensiones gigantescas, como un mayor riesgo de cáncer. Por ello, los cetáceos presentan menos del 3% casos de cáncer, a diferencia de los humanos que varían entre el 23-35%.

Los cetáceos presentan menos del 3% casos de cáncer, a diferencia de los humanos, que varían entre el 23-35%.

El tamaño corporal de los cetáceos parece responder a las intensas presiones selectivas impuestas por el medio ambiente acuático. Factores como la termorregulación, la ecología alimentaria y la disponibilidad de espacio dieron forma a las gigantescas proporciones corporales de estos animales. Y estos cuatro genes, actuando a la vez, promovieron el crecimiento a la vez que contrarrestaron los efectos adversos de ese mismo crecimiento.

Los investigadores evaluaron estos genes en 19 especies de ballenas: el cachalote, la ballena de Groenlandia, la ballena gris, la ballena jorobada, la ballena franca del Pacífico Norte, la ballena de aleta y la ballena azul.

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