Adquirir un automóvil es una de las decisiones más complejas, y también más costosas, a la que se deben enfrentarse muchas personas a lo largo de su vida, tan solo por detrás de la compra de un vivienda. Acertar con el vehículo que mejor se adapte a las necesidades de cada uno a medio y largo plazo es fundamental para que la adquisición resulte todo un éxito. Sin embargo, en la actualidad, la industria automovilística ofrece un amplio abanico de modelos que multiplican (y también dificultan) las posibilidades de elección: diésel o gasolina; eléctrico o híbrido. El futuro parece que es cada vez más eléctrico, sin embargo, todavía los coches de gasolina y diesel suponen la mayor parte del parque móvil de España y de todo el planeta.

Diferencia entre un motor gasolina y uno diésel

Porque aunque a simple vista puedan parecer similares, existen grandes diferencias entre la gasolina y el diésel. La principal de ellas es su composición. Aunque ambos combustibles proceden del petróleo, la obtención del producto final requiere procesos muy distintos. Los componentes y aditivos que se añaden a uno y a otro también tienen muy poco que ver. De hecho, la gasolina es muy volátil y altamente inflamable mientras que el diésel es más denso y aceitoso, por lo que es necesario calentarlo para que se produzca la combustión, y aunque esta es más lenta que la de la gasolina la compresión de los motores diésel es mayor y su rendimiento también es superior por lo que necesitan menos cantidad de combustible. Por su parte, la gasolina proporciona una respuesta mucho más rápida a la aceleración en igualdad de condiciones, es menos contaminante en ciertos tipos de gases emitidos, conlleva un menor gasto en impuestos y, lo más importante: los vehículos son más baratos.

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Diferentes tipos de mangueras de gasolina.

Entonces, ¿qué vehículo es mejor? En realidad la decisión final para la elección de un vehículo con motor diésel o de gasolina depende en gran parte por la cantidad de kilómetros que se recorrerán y el tiempo que se tenga previsto disfrutar de dicho vehículo. Todos los especialistas aconsejan que en el caso de que se vayan a hacer muchos kilómetros y el usuario necesite un vehículo que dure muchos años lo mejor es hacerse con un coche con motor diésel. Si no, la mejor opción será un vehículo con motor de gasolina. Con todo, hay muchos usuarios que se preguntan qué puede ocurrir si se confunden a la hora de repostar y llenan el depósito de su coche con el combustible que no toca. Pues bien, lo mejor es que no ocurra, puesto que si se introdujese diésel en un motor de gasolina es muy probable que este no llegara a arrancar. Y si sucede al revés, el vehículo probablemente arrancará, aunque no lo hará por mucho tiempo y algunas piezas del motor quedarán inservibles en el mejor de los casos. Sin embargo, en realidad es bastante difícil confundir una manguera de diésel con una de gasolina cuando se vaya a repostar, ya que la de diésel presenta un diámetro mayor. Es decir, en caso de tener dudas entre comprar un coche con motor diésel y otro con motor de gasolina ¡que no sea por miedo a confundir el surtidor!

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