“Un arma elegante para tiempos más civilizados”. La espada de luz o sable láser, el arma característica de los caballeros Jedi, es uno de los elementos más icónicos de Star Wars. Todo fan de la franquicia se habrá preguntado al menos en una ocasión si sería posible fabricar una de verdad. La respuesta puede ser inesperada: ya se ha hecho… “desde un cierto punto de vista”, como diría Obi-Wan Kenobi.
Qué es (científicamente) una espada láser y cómo sería posible fabricarla
Ante todo, conviene aclarar que las espadas de luz de Star Wars (como así las define el término original, lightsaber, sable de luz) no son espadas láser, en el sentido de que no se basan en dicha tecnología tal y como la conocemos, aunque en apariencia tengan algunas similitudes. Fabricar algo cercano a una espada “láser” es inviable con la tecnología actual, aunque no del todo imposible en teoría.
La dificultad estriba en que un láser, en esencia, es un dispositivo que concentra la luz en un rango espacial muy estrecho, creando un haz de radiación de alta energía visualmente parecido a un hilo. Pero un haz láser no tiene masa y, por lo tanto, no es posible (en principio) crear una hoja física como la de una espada: para ello habría que convertir la energía en materia, de modo que el haz generado por el láser se detuviera en el espacio y adquiriese una longitud de un metro o menos.
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Para crear una espada láser habría que cristalizar fotones y contenerlos en algún tipo de envoltura, lo cual impediría cortar con ella.
Para lograr eso, habría que “congelar” los fotones, es decir, las partículas portadoras de la radiación; a grandes rasgos, sería lo mismo que intentar detener la luz y darle una forma concreta. Esto ya se ha hecho a nivel de laboratorio: en 2014, investigadores de la Universidad de Princeton (EEUU) lograron “cristalizar” fotones y convertirlos a estado sólido. Hakan Türeci, uno de los miembros del equipo, explicó que habían provocado “una situación en la que la luz se comporta efectivamente como una partícula, en el sentido de que dos fotones pueden interaccionar con fuerza”.
Por supuesto, una cosa es cristalizar algunos fotones en un laboratorio y otra es crear un dispositivo portátil que genere una hoja de luz a partir de ellos, lo cual por ahora sigue perteneciendo al reino de la ciencia ficción. Además, aun si se lograra, existiría otro problema: hace falta algún tipo de envoltura física, como el cristal, para contener el láser sólido; envoltura que aísla la energía dentro de un “recipiente” y, por lo tanto, elimina la capacidad de cortar nada con una hipotética espada, privándola de su función.
La alternativa viable: espadas de plasma
Una alternativa más viable, y que de hecho ya se ha conseguido, es crear una espada de plasma. El plasma es un estado de la materia y, por lo tanto, sí tiene masa de forma natural. Eso no significa que crear un arma con esto sea fácil. Pero el ingeniero James Hobson, conocido por su canal de YouTube Hacksmith Industries, explica en este vídeo cómo ha logrado crear lo más parecido a una espada de luz que existe hasta ahora:
Este ingeniero canadiense ha conseguido crear una hoja de plasma generada con una mezcla de propano líquido y oxígeno. En un generador de mochila se crea un flujo concentrado de gas que da lugar al plasma, el cual se canaliza a través de un tubo hacia una empuñadura de titanio fabricada con una impresora 3D. La empuñadura está rematada por una boquilla de gas de vidrio, una herramienta usada en la industria del vidrio soplado mediante la cual, ajustando la potencia, es posible obtener una hoja de plasma de la longitud deseada.
Su invento, que ha bautizado como “proto-sable”, cumple casi todos los requisitos de las espadas de luz de Star Wars: la hoja es retráctil y puede cortar acero, ya que alcanza temperaturas de más de 2.000 ºC. “Luce como una espada de luz, suena como una espada de luz y puede cortar cosas como una espada de luz”.
El proto-sable de James Hobson cumple casi todos los requisitos de una espada de luz, salvo tener una fuente de energía autónoma.
También ha logrado crear hojas de diversos colores, añadiendo ciertos compuestos químicos a la mezcla de gases, así como algunas variantes más complicadas, como la extraña empuñadura con hojas laterales de Kylo Ren en la última trilogía de la franquicia. Él y sus colaboradores incluso han probado a usarlas en un “duelo real, que por cierto fue bastante inseguro”.
Al invento le falta un paso importante para ser práctico y es que, por ahora, depende del generador de mochila. Según Hobson, para crear una espada de luz autónoma haría falta una pila de tipo D capaz de generar más energía que una central nuclear. Aun así, su invento le valió en diciembre de 2020 un Récord Guiness por haber creado “la primera proto-espada de luz retráctil” y dando, en palabras del viejo Obi-Wan Kenobi, “el primer paso hacia un mundo más vasto”.