La rata topo africana de anselli —Fukomys anselli— es un animal peculiar; de esos que parecen estar conformados con los trozos sobrantes de los que la naturaleza disponía tras dar forma a otros más elegantes como las gacelas, los guepardos, las águilas imperiales o los pavos reales. No obstante, por extraño o antiestético que pueda resultarnos el aspecto de esta criatura de ojos diminutos, hocico rosáceo y dientes desproporcionados, nada en estos roedores subterráneos que pasan toda su vida en sistemas de madrigueras bajo tierra, como casi todo en la naturaleza, es fruto del azar.
De este modo, las ratas topo africanas de anselli presentan una variedad de características morfológicas y fisiológicas adaptadas perfectamente a su medio, por ejemplo, sus ojos reducidos se deben a lo innecesario que resulta un órgano visual bajo tierra, misma razón por la que sus sentidos olfativos y auditivos se encuentran altamente desarrollados y especializados. Es por ello que Fukomys anselli ha sido objeto de muchas investigaciones en diversas disciplinas, desde la etología, pasando por la fisiología sensorial y la anatomía, hasta incluso la orientación magnética. De hecho tal es la fascinación suscitada por este animal que en el año 2018 al amparo de un estudio titulado Brain atlas of the African mole-rat Fukomys anselli en la revista The Journal of Comparative Neurology se publicaba un atlas del cerebro de la criatura.
Una de las particularidades que más llama la atención a los científicos sobre la rata topo africana es su capacidad de orientarse a partir de los campos magnéticos de la Tierra.
Sin embargo una de las particularidades que más llama la atención a los científicos sobre la rata topo africana es su capacidad de orientarse a partir de los campos magnéticos de la Tierra. Esta capacidad de detectar campos magnéticos, conocida como magnetorrepción es bien conocida en el caso de algunas especies de aves, tortugas o abejas, sin embargo, pese a haber sido descrita incluso en algunas especies de mamíferos, a día de hoy sigue siendo difícil saber cómo funciona exactamente el sentido magnético en estos últimos, así como que estructuras soportan esta función y la ubicación de las células magnetorreceptoras dentro de estas.
Ojos ¡para qué os quiero!
Para tratar de averiguar la ubicación anatómica de los magnetorreceptores en un roedor casi ciego que vive bajo tierra, el equipo de la doctora especializada en ecología sensorial de animales subterráneos del departamento de zoología general de la universidad Duisburg Essen, Sabine Begall, se fijo precisamente en la rata topo africana de anselli. Los resultados de la investigación se publican esta semana en la revista Journal of the Royal Society Interface bajo el título Eyes are essential for magnetoreception in a mammal.
"Nuestro estudio es el primero en identificar un órgano magnetorreceptor en un mamífero"
Estudios anteriores ya habían sugerido que los diminutos ojos de la rata topo podrían albergar los citados magnetorreceptores. Para probar esta hipótesis, el equipo de Begall evaluó la orientación magnética en ratas topo antes y después de la extirpación quirúrgica de sus ojos -enucleación- y en comparación con sujetos de control con ojos intactos. Así, los científicos encontraron que ratas topo ciegas y videntes no difirieron en su repertorio de comportamientos, mostrando la relevancia marginal de los ojos cuando se trata de actividades como la búsqueda de comida o la socialización.
Sin embargo, se observó una clara diferencia en la dirección en que los distintos ejemplares construyeron sus madrigueras, que si que depende de señales magnéticas. Así, cuando fueron ubicadas en un espacio circular, las ratas topo de anselli mostraron una preferencia innata por construir nidos en el sector sudeste magnético, No obstante, por el contrario, los científicos observaron que los animales enucleados construyeron sus nidos con orientaciones aleatorias, lo que demuestra un papel crucial de los ojos en la magnetorrecepción de la rata topo.
"Nuestro estudio es el primero en identificar un órgano magnetorreceptor en un mamífero" declara Begall, quien espera que el descubrimiento de su equipo allane el camino para futuros estudios que podrían señalar la posición exacta de los magnetorreceptores dentro del ojo de la rata topo y aclarar los mecanismos exactos por los cuales estos roedores peculiares, así como otros animales, en este caso concreto otros mamíferos, detectan los campos magnéticos.