Apenas tres días después del equinoccio de otoño, exactamente el 26 de septiembre de 2022, la gran bola de gas que es Júpiter, el planeta más grande del sistema solar, se aproximará extraordinariamente a la Tierra y su cara quedará completamente iluminada por el Sol. Es decir, que se darán dos circunstancias favorables para su observación de manera simultánea: hará su máximo acercamiento a la Tierra en los últimos 70 años y alcanzará la oposición (se encontrará en un punto opuesto al Sol desde nuestra perspectiva, un fenómeno que ocurre cada 13 meses).
Para que nos hagamos una idea de su proximidad, en su punto más lejano, Júpiter se sitúa a 965 millones de kilómetros, pero este lunes 26 de septiembre estará solo a unos 590 millones de kilómetros. Esto permitirá contemplarlo con unos simples prismáticos, hasta el punto de que se podría distinguir alguna de sus características bandas de nubes y también sus lunas más grandes: Io, Europa, Ganímedes y Calisto.
Se podrá ver con unos prismáticos tanto sus lunas más grandes como sus características bandas de nubes.
Sin embargo, con un telescopio mediano incluso se podría distinguir la famosa Gran Mancha Roja, que en realidad es una tormenta cuyo tamaño supera a la de nuestro propio planeta y de la que se conoce su existencia desde el año 1645.
De esta manera, Júpiter se convertirá en el segundo objeto más brillante del firmamento, después de la Luna. Para realizar la mejor observación posible, se recomienda situarse en una gran elevación y en un área oscura, sin contaminación lumínica. No es necesario realizar la observación el mismo lunes, sino también unos días antes o después.
¿Cómo ver Júpiter sin un telescopio?
“Con unos buenos prismáticos, las bandas (al menos la banda central) y tres o cuatro de los satélites galileanos (sus lunas) deberían ser visibles”, ha explicado Adam Kobelski, astrofísico investigador del Marshall Space Flight Center de la NASA en Huntsville, Alabama, en un comunicado. Además ha apuntado que “es importante recordar que Galileo observó estas lunas con óptica del siglo XVII".
Además, el investigador ha señalado la importancia de disponer de un buen trípode para conseguir una mejor visualización del planeta gaseoso: "una de las necesidades clave será una montura estable para cualquier sistema que utilice”.
Júpiter, el gigante gaseoso del sistema solar
Júpiter es el mayor cuerpo celeste del sistema solar, con una masa 318 veces mayor que la de la Tierra y 3 veces mayor que la de Saturno. Sin embargo, Júpiter no es un planeta como el nuestro, sino una bola de gas formada principalmente por hidrógeno y helio. No obstante, en sus entrañas posee un denso núcleo rocoso unas 20 veces más macizo que la Tierra.
El planeta también está azotado por vientos de unos 370 km/h, con ráfagas de hasta 650 km/h. En la atmósfera externa, las temperaturas medias rondan los 152 ºC. Y a su alrededor orbitan 79 lunas, si bien observaciones más precisas sugieren que podría tener al menos 600 lunas irregulares de más de un kilómetro de diámetro. Las primeras observaciones de las lunas de Júpiter, de hecho, se adjudican a Galileo Galilei (1564-1642), que armado con un telescopio artesanal logró descubrir que era el Sol (y no la Tierra) el que se encontraba en el centro del universo y que los planetas y las estrellas giraban en torno a él.