Los resultados del estudio recogidos en el artículo Childhood risk factors and cardiovascular disease outcomes in adulthood. Preliminary findings from the International Childhood Cardiovascular Cohort (i3C) Consortium , presentados en el Congreso Mundial de Cardiología, permiten desglosar con gran precisión las causas de las enfermedades cardiovasculares y sentar las bases tempranas para la mejora de la salud cardiovascular.

El autor principal del estudio, el profesor Terence Dwyer de la Universidad de Oxford, Reino Unido, concluye en el texto que "si bien las investigaciones anteriores habían encontrado varias conexiones entre tabaquismo y el índice de masa corporal - IMC- en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares tanto en la infancia como en la edad adulta, hasta el momento no se contaba con datos precisos sobre la influencia de la presión arterial o el colesterol en relación a la incidencia de este tipo de enfermedades". "Además, tampoco había sido posible evaluar las contribuciones del IMC y el tabaquismo teniendo en cuenta el colesterol y la presión arterial", añade.

El estudio utilizó datos del Consorcio Internacional de la Cohorte Cardiovascular Infantil (i3C). Los datos sobre el colesterol sérico, la presión arterial, el IMC y el tabaquismo se tomaron de siete cohortes de niños procedentes de los Estados Unidos, Australia y Finlandia.

Existe una relación muy fuerte entre los factores de riesgo cardiovascular en niños y la probabilidad de un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular en la edad adulta

Así, desde 1971 los científicos han estado recopilando la información de aproximadamente 40.000 niños de entre 3 y 19 años y realizando un seguimiento durante los 50 años consecutivos de los eventos cardiovasculares -ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y enfermedad arterial periférica- que condujeron a hospitalización o muerte de los pacientes.

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Los porcentajes de riesgo para los diversos fallos cardiovasculares se calcularon para cada factor de riesgo por separado, así como para todos los factores de riesgo simultáneamente. Así, para los fallos cardiovasculares que condujeron a la hospitalización, el estudio concluye que:

  • Un aumento del IMC por encima del 10% del estandar implica un 20% más de riesgo de que se produzca un fallo cardiovascular.
  • El aumento de un 10% de la presión arterial sistólica implica un incremento de un 40%.
  • Por su parte un aumento del 10% en el colesterol sérico se traduce en un 16% más de riesgo.
  • Y el tabaquismo en adolescentes implica un 77% más de riesgo de sufrir uno de los fallos cardiovasculares anteriormente mencionados.

En el análisis simultáneo de los factores, el riesgo futuro disminuyó, lo que sugiere una contribución compartida al riesgo por parte de cada uno. Sin embargo, en el caso de los fumadores se mantuvo relativamente sin cambios. Además, tampoco se encontró una diferencia significativa entre el riesgo de sufrir uno de estos accidentes vasculares y el riesgo de muerte.

Una proporción significativa de ese riesgo parece establecerse en la infancia y tiene un efecto perjudicial independientemente de los factores de riesgo para adultos

"El estudio muestra una relación muy fuerte entre los factores de riesgo cardiovascular estándar en los niños y la probabilidad de un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular más adelante en la vida. Una proporción significativa de ese riesgo parece establecerse en la infancia y tiene un efecto perjudicial independientemente de los factores de riesgo para adultos, explica Dwyer. "Los programas para prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares deberían poner más énfasis en promover estilos de vida saludables desde la infancia", concluye.

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