Durante este fin de semana, varios puntos de la península Ibérica han amanecido cubiertos de nieve. El mes de abril ha arrancado con temperaturas que, en muchas zonas, han estado por debajo de la media habitual en este mes del año. Pero ¿por qué ha tenido lugar un hecho tan inusual? Pues, de hecho, el responsable de que las estaciones de esquí hayan podido abrir este fin de semana y se estén frotando las manos de cara a las reservas de Semana Santa ha sido la entrada de un aire muy húmedo y frío procedente del norte que ha dejado estampas más propias de diciembre o de enero que de la recién estrenada primavera.

Un fin de semana con nieve

De hecho no ha sido la borrasca Ciril, que lleva unos cuantos días activa, la causante de la nieve que, sorprendentemente, ha caído en España este fin de semana. Los culpables han sido dos fenómenos meteorológicos antagónicos: un anticiclón situado sobre las Islas Británicas y una borrasca sobre el golfo de Génova, que han creado un pasillo de fuertes vientos del norte que han descargado un aire muy frío y muy húmedo sobre España, lo que ha provocado nevadas y un acusado desplome de las temperaturas. Pero a pesar de su singularidad, la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) afirma que no podemos calificar este episodio como una “ola de frío” ya que, para serlo, un suceso de estas características debe mantenerse al menos durante tres días consecutivos. Además, la excepcionalidad debe afectar a buena parte del territorio, al menos el 10% de unas estaciones de medición determinadas. Por último, las temperaturas mínimas se deberían situar por debajo del cinco por ciento de las mínimas diarias de enero y febrero registradas entre los años 1971 y 2000.

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Imagen invernal dejada por la borrasca Ciril.

Es decir, existe una “temperatura umbral” que debe traspasarse y que la determinan los días más gélidos de los meses más fríos de los últimos 30 años. Así, a pesar de que las temperaturas de estos días sean muy bajas para esta época del año, no se trata de una “ola de frío”, sino de una anomalía térmica negativa. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la primavera normalmente se caracteriza por un tiempo muy inestable, que alterna temperaturas suaves con algunas muy frías, como las de este fin de semana, por lo que todavía podríamos tener que soportar un ambiente invernal durante varios días más. Al parecer es posible que esta situación se alargue todo el día de hoy, lunes 4 de abril, y que la estabilidad climatológica en España tarde aún un poco en llegar, ya que, según las últimas previsiones meteorológicas, para el martes 5 de abril se espera la llegada de una nueva borrasca atlántica que afectará al sur de la Península con viento y fuertes lluvias.

Según parece, los amantes del Sol y del buen tiempo deberán tener un poco más de paciencia. La primavera soleada se está haciendo esperar.