El calor suele ser entendido como una bendición. Con la llegada de las primeras temperaturas templadas de la primavera, los campos florecen y explotan de vida, contagiando a las personas de su fiesta y motivando que, tras el frío invierno, las calles, parques y terrazas se vuelvan a llenar de transeúntes.
En verano, no obstante, las opiniones suelen estar más divididas. Mientras que para algunos las elevadas temperaturas son motivo de gozo y sinónimo de vacaciones, para otros el calor del verano en la península Ibérica puede resultar tan desagradable como las frías temperaturas del invierno en algunas zonas geográficas de España. Más, cuando la evidencia científica parece apoyar la hipótesis de que cada año las temperaturas se volverán cada vez más cálidas.
Sin ir más lejos, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) anunció que esta semana se va a producir la entrada progresiva de una masa de aire muy cálido y seco, de origen africano, sobre la Península y Baleares.
"La presencia de esta masa cálida, junto con las condiciones de estabilidad atmosférica y fuerte insolación, provocarán un progresivo y marcado ascenso de las temperaturas, con valores propios de verano y excepcionalmente altos para estas fechas", dijo la AEMET.
Y en ocasiones el calor puede ser peligroso. Cada año, durante el periodo de estío, los periódicos se copan titulares que informan del fallecimiento de un elevado número de personas a causa del calor, en la mayoría de ocasiones de avanzada edad. Así, en 2022, durante la ola de calor acontecida entre el 10 y el 16 de julio, el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), informaba del fallecimiento de más de 500 personas a causa de los temidos golpes de calor.
¿Qué es un golpe de calor y cuáles son sus síntomas?
Un golpe de calor es fundamentalmente un aumento súbito de la temperatura corporal de una persona, ante el cual el organismo no tiene las herramientas para luchar. Se trata de la forma más grave de las lesiones provocadas por el calor, y se suele manifestar cuando la temperatura corporal de una persona se eleva por encima de los 40ºC. Por lo general, se producen como consecuencia de una exposición prolongada a altas temperaturas o a causa de la realización de un esfuerzo físico extenuante bajo temperaturas elevadas. Como su nombre indica, los golpes de calor pueden llegar sin avisar, produciéndose con tal celeridad e intensidad, que pueden provocar incluso la muerte aún en personas sanas.
Las personas mayores o con sobrepeso, así como los enfermos y los niños, son los más susceptibles de sufrir las consecuencias de los golpes de calor
Entre los primeros síntomas que nos ponen tras la pista de que podemos estar sufriendo un golpe de calor, se encuentran el dolor de cabeza, la sudoración excesiva o la sensación de aturdimiento o cansancio, por lo que si sentimos estar experimentando estas señales, es conveniente cesar la actividad física o buscar resguardo ante a las altas temperaturas, así como beber agua para hidratarnos lo antes posible. De no actuar según las indicaciones de los expertos, estos síntomas pueden agravarse, dando lugar a la aceleración del pulso y la frecuencia cardíaca, mareos, náuseas y vómitos, desmayos y posteriormente el coma e incluso la muerte.
¿Cómo combatir un golpe de calor?
Los golpes de calor no siguen un patrón exacto, y aunque pueden producirse en toda clase de personas aunque estas no hayan mostrado indicios de ninguna afección previa, también es cierto que tanto las personas mayores o con sobrepeso, así como los enfermos y los niños, son los más susceptibles
de sufrir sus consecuencias, por lo que saber cómo actuar ante un golpe de calor puede ayudar a que este no llegue a sus últimas consecuencias fatales.
Así, ante la identificación de los síntomas que pueden indicarnos que una persona esta sufriendo un golpe de calor, los médicos y expertos centran sus recomendaciones en dos aspectos básicos, la hidratación y la reducción de la temperatura corporal. En el primero de los casos, resulta fundamental beber agua o alguna bebida isotónica para deportistas que ayude al cuerpo a reponer los electrolitos. También son recomendables las comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor como ensaladas, frutas verduras o gazpachos. Por el contrario, también se deben evitar durante los días posteriores las comidas copiosas, el alcohol o las bebidas con cafeína, o los alimentos diuréticos.
En segundo lugar, para reducir la temperatura, resultan efectivas las duchas o baños de agua fría, así como la aplicación de cualquier otro método que tenga como cometido este objetivo.
Beber muchos líquidos, refrescarse con baños de agua fría y evitar el consumo de alcohol y realizar comidas copiosas son esenciales para evitar fatídicos golpes de calor.
Pasadas las primeras consecuencias, los médicos también instan a extender estas medidas durante los días posteriores a los síntomas y así, recomiendan evitar las actividades en el exterior durante las horas centrales del día, sobre todo si se trata de actividades intensas o de trabajos que requieran un esfuerzo físico considerable, mantener una dieta ligera y rica en líquidos, o el empleo de gorras y sombreros que reduzcan el índice de insolación recibido.