El pasado lunes se lanzó un cohete desde China cuyo objetivo era completar la última fase de su estación espacial. Tras ponerlo en órbita, las autoridades chinas permitieron que uno de sus módulos, de alrededor de 20 toneladas de peso, se desprendiera y cayera sin control hacia la Tierra. Esta caída descontrolada, a pesar de estar monitorizada por diversos organismos, provocó que varios aeropuertos de España y parte de Europa, como Francia e Italia, decidieran parar la actividad aérea, lo cual ha generado retrasos en el tráfico aéreo durante la mañana del viernes 4 de noviembre. Tras el paso del objeto espacial chino CZ-5B, ENAIRE, gestor nacional de navegación aérea, ha levantado las restricciones en el espacio aéreo español. Previamente, la misma entidad, siguiendo las recomendaciones de la Agencia de Seguridad Aérea Europea (EASA) y las directrices de la célula interministerial liderada por el Departamento de Seguridad Nacional, estableció para garantizar la seguridad una franja de exclusión de espacio aéreo de 100 kilómetros a ambos lados de la órbita del objeto espacial.

Ahora, según el análisis del Centro de Seguimiento y Vigilancia Espacial de la Unión Europea (SST por sus siglas en inglés) se ha confirmado que el objeto CZ-5B cayó el 4 de noviembre de 2022 a las 10:01 UTC ±15 minutes. Es decir, sobre las 11:01 hora peninsular española.

Entrada en la atmósfera del cohete chino

Horas antes el U.S. Space Command había confirmado a través de Twitter, que los restos del cohete descontrolado han entrado en la atmósfera sobre el océano Pacífico.

En palabras de Javier Gómez Elvira, ingeniero aeronáutico y exdirector del departamento de Cargas Útiles y Ciencias del Espacio del INTA, al Science Media Centre (SMC), “China debería avisar antes de que un elemento tan grande puede caer, en lugar de que siempre se tenga que detectar de forma remota, con los radares de detección y observación del espacio. China tendría que ser más cooperativa y cuando tenga un elemento tan grande de hardware que cae sobre la Tierra, avisar con tiempo suficiente. Incluso si sabe cuál es la trayectoria, decirla".

Seguridad espacial

Horas antes, desde el Space Surveillance and Tracking (Centro de Seguimiento y Vigilancia Espacial) (SST) de la UE confirmaron que el objeto "está dando tumbos". Además, según el mismo organismo de la Unión Europea, los 30 metros de longitud y entre 17 y 23 toneladas de peso lo convertía en "una de las piezas de escombros más grandes que reingresaron en el pasado cercano y, por lo tanto, merece un seguimiento cuidadoso".

Mapa de situación del cohete chino.

Las líneas verdes indican la trayectoria en el suelo durante la ventana de reingreso. Las líneas rojas indican parte de la trayectoria terrestre sobre los Estados miembros de la UE. Según el SST, "las posibles ubicaciones de reingreso se encuentran en cualquier lugar a lo largo de las líneas verdes. Se considera que el punto de reingreso está a una altitud de 80 km".

SST un sistema de vigilancia del espacio

Los servicios de Seguimiento y Vigilancia Espacial (SST) permiten evaluar el riesgo de colisiones en órbita y el reingreso incontrolado de desechos espaciales a la atmósfera terrestre. Además, también permiten detectar fragmentaciones de dichos objetos en su órbita. En esencia se trata de una red de sensores terrestres y espaciales capaces de inspeccionar y rastrear objetos espaciales. Estas mediciones junto con capacidades de procesamiento informático permite mostrar datos, información y servicios sobre objetos espaciales que orbitan alrededor de la Tierra.

Todos los días cae basura espacial a la Tierra

“Todos los días cae basura espacial a la Tierra, pero los fragmentos pequeños se desintegran en la atmósfera y los grandes suelen dirigirse de forma controlada sobre el océano Pacífico, donde el riesgo es muy bajo", explica al SMC Jorge Hernández Bernal, astrofísico de la UPV/EHU. Sin embargo, el caso del objeto CZ-5B es un tanto especial. Para David Galadí Enríquez, investigador de la Sociedad Española de Astronomía en declaraciones a la SMBC, "hay dos circunstancias que hacen este caso concreto algo especial. La primera, que se trata de un cohete grande, porque ha lanzado nada menos que un módulo completo para la estación espacial china y para eso se requiere un lanzador considerable. La segunda, que los lanzamientos de satélites, tanto grandes como pequeños, se están haciendo cada vez más frecuentes".

Además resulta que no es la primera vez que China desatiende las recomendaciones de astrónomos de todo el mundo y decide poner en riesgo, por pequeño que sea, a parte de la población. Esta ha sido la cuarta fase de este tipo puesta en órbita. La primera cayó en Costa de Marfil en 2020, la segunda reentró sobre el océano Índico y la tercera acabó en Borneo, a finales de julio de este año.

En este caso la posibilidad de que alguien en el mundo fuera alcanzado por la caída de un resto del cohete era de aproximadamente 1 entre 500, es decir, más del umbral de 1 entre 10.000 para el que se recomienda una reentrada controlada según los estándares internacionales.

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