Este año, en el que se celebra el 30 aniversario de la primera película de Parque Jurásico, la “dinomanía” es un fenómeno más vivo que nunca y se ha convertido en algo intergeneracional. Resulta indudable que los dinosaurios forman ya parte integral de nuestra cultura. ¿Pero podría ser que este fenómeno sea más antiguo de lo que pensamos? Y es que los dinosaurios, en realidad, han levantado pasiones desde el momento mismo en el que fueron descubiertos por la comunidad científica; e incluso cuando aún no se conocía su existencia, en forma de leyendas y mitos de dragones y monstruos.

José Luis Sanz es profesor emérito de paleontología en la Universidad Autónoma de Madrid y académico de número de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Ha publicado en revistas como Science y Nature y, recientemente, ha presentado su libro Dinosaurios y otros animales: Paleontología y su impacto en la cultura popular, en el que se centra en los aspectos culturales que han generado la paleontología y los fósiles, como libros y películas.

portada dinosaurios y otros animales jose luis sanz garcia
Crítica

Paleontología y su impacto en la cultura popular”: el subtítulo es toda una declaración de intenciones. ¿Por qué decidió fijarse en el aspecto cultural a la hora de escribir este libro?

Bueno, es algo que me viene de muy atrás. A los 10 años vi dos películas que me produjeron un gran impacto. La primera era El monstruo de tiempos remotos, una película de 1953, y al año siguiente salió la primera película de Godzilla, que aquí se llamaba Japón bajo el terror del monstruo. Esas dos películas me produjeron un gran impacto, así que decidí que yo tenía que dedicarme a buscar fósiles por los alrededores de mi Soria natal: cerca de Soria hay unos terrenos jurásicos que se llaman el Cerro del Mirón, y más allá unos niveles cretácicos en la Sierra de Cabrejas.

Yo iba por allí sacando fósiles, los ponía en cajitas y hacía lo que podía, porque el nivel de información que uno podía obtener en aquella época, además en una capital pequeña de provincias, era mínimo. También leía mucho a Julio Verne, El mundo perdido de Conan Doyle, y ya más adelante decidí estudiar geología; finalmente me hice catedrático de paleontología y estuve cuarenta años enseñando en la Universidad Autónoma de Madrid. Y todo este tiempo yo estuve pensando mucho en las relaciones entre la paleontología y la cultura popular.

En el libro llamo “el ambiente periférico de la ciencia” al efecto derivado de la información científica que genera aspectos no científicos, sino culturales, en la sociedad. Desde las llamadas pseudociencias, como esa gente que cree en los astronautas extraterrestres que acabaron con los dinosaurios, hasta lo que a mí me parece más interesante, que es la cultura generada a través de la creación artística, literaria, cinematográfica, cómic, cuentos, etcétera. Y esto es básicamente lo que he hecho durante décadas: he trabajado en paleontología y publicaciones científicas, pero de vez en cuando escribía algún libro sobre las relaciones culturales entre la paleontología y la cultura popular.

José Luis Sanz (1)
Cortesía del autor

El autor visitando los estudios de Tôhô, la productora responsable de las películas de Godzilla.

Este año precisamente es el 30 aniversario de Parque Jurásico, que se estrenó en 1993. ¿Qué papel cree que ha tenido el cine a la hora de despertar vocaciones para un trabajo tan laborioso como la paleontología, tan de “picar piedra”, literalmente?

Estoy convencido que la novela de Michael Crichton, que es una maravilla, y después la película de Spielberg, tuvieron un importantísimo papel en la difusión de la paleontología. Hasta 20 años antes, cuando se produjo lo que se llamó la Dinosaur Renaissance, “el Renacimiento de los dinosaurios”, todo lo que se había hecho en paleontología daba lugar a la interpretación de que los dinosaurios eran monstruos tremendos, animales despiadados que habían sido destruidos por el bien de la humanidad. La Dinosaur Renaissance produce un cambio de paradigma, con una serie de hipótesis revolucionarias como que las aves son dinosaurios, y eso provoca una proyección de la paleontología hacia esa periferia ambiental, que cambia radicalmente.

Y creo que el núcleo de cambio más importante con diferencia fue la novela de Crichton y sobre todo la película de Spielberg, porque a partir de entonces empezamos a ver a los dinosaurios como seres más cercanos a los animales normales, no como monstruos capaces de destruir Tokio o Nueva York. Y por supuesto, a partir de entonces se dio un cambio radical en la afición de la gente hacia la paleontología: de hecho, algo que siempre cuento es que a partir de entonces aumentaron las matrículas de forma general en todas las facultades que contaban con estudios de paleontología.

Jurassic Park (Shutterstock)
Shutterstock

Una de las escenas más famosas de Parque Jurásico (1993) es la que presenta a la doctora Ellie Sattler cuidando a un Triceratops intoxicado. La película generó por primera vez una visión más empática de los dinosaurios como animales más cercanos.

¿Cuándo cree que empiezan a ser los dinosaurios un tema más mainstream en la cultura popular? Porque por ejemplo, en 1854, poco más de una década después de su "descubrimiento" científico, hay esa famosa exposición de esculturas de dinosaurios – no muy fidedignas, hay que decirlo – en el Crystal Palace de Londres; y más tarde, en 1912, se publica la novela de Conan Doyle El mundo perdido.

Sí, esos son dos hitos importantes. La exposición de 1854 en la segunda apertura del Crystal Palace fue un acontecimiento, porque la gente no se podía creer lo que estaba viendo. Los paleontólogos decían que habían descubierto huesos enormes de unos animales que eran reptiles, pero reptiles que eran muy parecidos a los mamíferos. Por ejemplo, tenemos la reconstrucción de Iguanodon y de Megalosaurus, los dos primeros dinosaurios que se descubrieron en la primera mitad del siglo XIX: parecen rinocerontes enormes con escamas, y en vez de tener las extremidades dobladas hacia los lados como los cocodrilos y otros reptiles actuales, las tienen verticales como un rinoceronte o un elefante.

Esa idea de que hubo enormes reptiles en la Tierra antes de la aparición del ser humano, lo que se llamaba entonces la época pre-adanita o antes de Adán, causó una gran impresión en la opinión pública londinense. Mucha gente fue a ver esta exposición y se preguntaba cómo podía ser que antes del hombre existieran estos grandes animalotes: fue una sacudida cultural importante, que se notó en la propia exposición. Y se podría decir que ahí empezó la dinomanía. De hecho, un detallito que parece nimio pero que no lo es, es que en esa exposición se vendían maquetas a escala muy reducida de los dinosaurios que se podían ver, que eran de bronce para los bolsillos pudientes y en escayola pintada de bronce para otros bolsillos menos llenos.

Estatuas de Iguanodon creadas para la exhibición en el Crystal Palace de Londres
Foto: Jes (CC)

Estatuas de Iguanodon creadas para la exhibición en el Crystal Palace de Londres.

Es el inicio del merchandising.

Eso es lo que quería comentar. Está claro que el merchandising de dinosaurios, que hoy en día no sé lo que puede generar pero seguro que es mucho, es también un factor muy importante en la dinomanía y comenzó ahí. Y luego, enlazando con lo que habíamos comentado, faltaba un elemento cultural esencial para terminar de darle el empujón que necesitaba para desarrollarse en el siglo XX: primero la novela de Conan Doyle en 1912 y pocos años más tarde, en 1925, la película muda de Harry Hoyt El mundo perdido, que es una maravilla y la aconsejo a todos los que nos puedan estar leyendo, especialmente para la gente que amamos a los dinosaurios.

Aun así podemos decir, y hay varios ejemplos en el libro, que los dinosaurios han fascinado a la humanidad incluso antes de saber que habían existido, como la leyenda de San Jorge y el dragón.

Bueno, en el libro esta leyenda del dragón está relacionada no con los dinosaurios sino con los pterosaurios, que están estrechamente emparentados pero son otro grupo de reptiles mesozoicos, voladores, que podían alcanzar también tamaños importantes. Creo que la cuestión clave es preguntarse si existe alguna relación cultural entre dragones y dinosaurios. Yo creo que sí y que pueden existir varias razones por las que se establece esta relación.

Una de ellas es que cualquier cultura humana, desde hace siglos y siglos, ha generado algún mito del dragón o alguna criatura cercana al dragón: existen dragones en Europa, el de la cultura judeocristiana y antes aún en la tradición clásica grecolatina, pero también los hay en Medio Oriente, en el Extremo Oriente, incluso en América. Es decir, creo que el dragón es un mito universal.

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Xavier Macpherson

"Charles Dickens y Megalosaurus", ilustración de Xavier Macpherson.

Además, en estas tradiciones hay también otros seres de gran tamaño, como gigantes o cíclopes. Esa narrativa tiene siempre algo de respeto, incluso morbo, por la capacidad de dominación de esas criaturas enormes; y los dinosaurios, precisamente, son los animales terrestres más grandes que han existido nunca en nuestro planeta, así que su tamaño puede influir en que sean tan populares.

Y hay otra cosa más: dentro de la tradición cristiana en particular, si uno ve determinados dragones medievales o incluso del Renacimiento, es increíble la semejanza que algunos tienen con un dinosaurio, especialmente con las reconstrucciones antiguas. Así que eso puede haber influido; es decir, que a lo mejor llevamos metido en la cabeza lo que es un dragón, lo que significa en términos de poder y sobrenaturales, y tal vez cuando vemos un dinosaurio, de alguna forma se nos enciende una lucecita y estamos viendo un dragón. Pero bueno, por supuesto esto no son hipótesis contrastables, así que es una opinión nada más.

Ya que ha salido el tema de los pterosaurios, y volviendo un poco al cine, la ficción y sobre todo la audiovisual también tiene su vertiente creativa o, según quiera verse, desinformadora: mucha gente piensa que los pterosaurios eran dinosaurios, o que los velociraptores eran como los de Parque Jurásico y medían tres metros… ¿A usted, como paleontólogo, qué sentimientos le provocan estas licencias creativas que se permite la ficción?

Pues me parece muy bien, cosa que no te dirían todos los paleontólogos, porque esta cuestión nos divide desde hace mucho tiempo. Hace mucho que no hablo con la “oposición”, pero me consta que a algunos colegas esto les produce un cierto sarpullido, especialmente estas películas prehistóricas que suponen una transgresión notable de lo que cuenta el registro fósil, en las que aparecen neandertales, cromañones o lo que sea cazando brontosaurios o tiranosaurios.

Yo creo que las cosas no tienen por qué ser así. Una película no es un trabajo de investigación en una revista paleontológica, no es una tesis doctoral, no es ni siquiera un documental de National Geographic. Es un relato de ficción que está basado en una realidad que es absolutamente transformada por la ficción. Otra cosa son los límites que tiene la paleontología, que vienen dados por el método científico y no se pueden transgredir porque entonces no estás haciendo ciencia.

Jurassic Park velociraptor (Everett Collection)
Everett Collection

Los velociraptores de Parque Jurásico no se parecen demasiado a los reales: están basados en Deinonychus, un género estrechamente emparentado con ellos.

Pero el mundo de los dinosaurios en la imaginación popular, en las creaciones artísticas como la literatura o el cine, no tiene ningún límite más que la imaginación humana. Lo único que no hay que hacer es mezclar las dos cosas. No puedes ver Hace un millón de años, una película del año 1966 que a mí me parece una maravilla, pensando que vas a aprender algo de paleontología, sería completamente ridículo.

Hay algunos colegas que piensan que esto desmerece la paleontología, pero yo creo que no. Es como si los físicos se quejaran porque hay películas de ciencia ficción en la que salen unos cohetes que dan risa y que es imposible que funcionen: no he visto nunca ningún físico que haga semejantes declaraciones, así que no entiendo por qué en paleontología la cosa tiene que ser tan seria. Aunque por supuesto, cada uno puede pensar como quiera.

Le contaré una anécdota, a ver qué opina. En una ocasión fui a visitar el departamento de paleontología de una universidad y un investigador me dijo en broma: “Aquí no tenemos dinosaurios, solo trilobites y estas cosas aburridas”. Parece que hay una gran parte de la paleontología que queda olvidada por el gran público porque no es tan espectacular.

Bueno, yo soy un amante de los trilobites, aunque no he trabajado nunca en ellos. Pero aun así he intentado aportar mi puntito en el libro, porque aunque casi todos los capítulos están dedicados a los vertebrados, también hay un capítulo de invertebrados extinguidos, los amonites. La palabra amonites procede de los cuernos de Amón-Ra, ese dios del panteón egipcio del que deriva Zeus-Amón o Júpiter-Amón, que son híbridos de Amón con los jefazos de los panteones griego y romano.

Los trilobites, los amonites y otros invertebrados son una maravilla, y uno de los puntos de más interés de la paleontología ahora mismo es la aparición de los primeros animales, que eran invertebrados incluso más antiguos y evolutivamente muy sencillos. Esta aparición de los animales en el mundo, que fue hace más de 600 millones de años, es mucho antes que los dinosaurios, que aparecen hace unos 230 millones de años. Ese aspecto tan concreto, la aparición de la primera vida animal sobre la Tierra, es una cuestión de la paleontología de invertebrados y, que yo sepa, no hay ningún paleontólogo de vertebrados que menosprecie el trabajo de sus colegas en invertebrados.

Estoy de acuerdo que no son tan grandes o tan conocidos como los dinosaurios, pero sí son espectaculares en el sentido literal de la palabra, son absolutamente increíbles: se conocen miles y miles de especies de trilobites y son un mundo apasionante; y los amonites forman parte de una de las representaciones más clásicas de la paleontología y contienen la espiral logarítmica, la espiral áurea, que aparece en la naturaleza tanto en los animales como en la materia inanimada, incluso en la forma de las galaxias o de un ciclón. Estos animales invertebrados son un prodigio de la naturaleza, aunque no sean tan conocidos como un brontosaurio.

José Luis Sanz (3)
Cortesía del autor

El autor con un fósil de amonites, un grupo de moluscos que habitó los mares desde el Devónico Medio (hace unos 409 millones de años) hasta la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno (hace 66 millones de años).

Otra cuestión es que en la cultura popular se habla mucho de la “era de los dinosaurios”, del Mesozoico, pero parece que otros períodos como el Pérmico, que viene justo antes, o el Paleógeno, que es inmediatamente después de la extinción de los dinosaurios, y que deberían tener un gran interés, son desconocidos por mucha gente.

Bueno, querría comentar dos cosas. La primera, que los dinosaurios no se han extinguido, solo los dinosaurios no avianos, ya que las aves son dinosaurios. Y luego, el Pérmico y el Paleógeno son dos períodos de la historia de la vida en la Tierra que yo creo que son bastante conocidos, porque están relacionados con las dos mayores extinciones masivas que ha habido. Entre el Pérmico y el Triásico, que es cuando aparecen los primeros dinosaurios, hubo la mayor extinción que se conoce en esta planeta: hace unos 252 millones de años desaparece entre el 80 y el 90% de todo el registro fósil de especies que se conoce, cosa que ha convertido el Pérmico en uno de los períodos más conocidos, aunque no tenga tanta fama como el Triásico, el Jurásico o el Cretácico porque se les asocia con los dinosaurios.

Y con el Paleógeno ocurre igual: es el primer período de la vida nueva después del “pepinazo” de hace 66 millones de años, que se llama el límite del Cretácico-Paleógeno. Es posible que la gente no sepa mucho qué es lo que pasó luego, pero creo que esto es bastante normal porque lo que sabe mucha gente de paleontología casi siempre es lo que sale en revistas como la vuestra, y os centráis en temas que sabéis que a la gente le gustan más. Para bien o para mal los dinosaurios han avasallado y eso es una pescadilla que se muerde la cola; igual que otro tema que también ha avasallado, que es la paleoantropología: neandertales, cromañones...

Es por eso que a veces parece que solo existen dos temas, los dinosaurios y los neandertales. Pero bueno, es normal porque cualquier ciencia tiene un tema dominante y otros temas que no son tan conocidos. Es algo que va más allá de los deseos de los paleontólogos, e incluso tal vez de los deseos de la gente que hacéis divulgación. Las cosas son como son y no creo que sea tampoco para darse golpes en el pecho.

Para terminar, imagine esta situación: Alguien que va a elegir una carrera le dice que le encantan los dinosaurios, pero no sabe si le gustará la paleontología como profesión. ¿Qué le diría?

Bueno, primero de todo que debe tener mucha afición, porque la paleontología como otras muchas ciencias tiene que ser muy vocacional, porque hay gente a la que le importa un rábano lo que pasó en este planeta hace millones de años. Si una persona tiene vocación y le fascina cualquier fósil que pueda encontrar, no solo los dinosaurios, pues adelante. ¿En qué va consistir su vida? Primero en sacar las mejores notas en la carrera, un máster y un doctorado después del máster; porque esto empezará a atraer la atención de los profesionales de paleontología que tenga a su alrededor.

Es importante que sus profesores y directores de tesis sepan que es una persona seria, muy vocacional, que hace las cosas bien y que sabe lo que está haciendo. Esos son los consejos más elementales si quiere dedicarse a la paleontología. Y luego, que aprenda otras ciencias porque la paleontología es cada vez más una ciencia multidisciplinar: necesitas saber informática, análisis de imagen, y por supuesto geología y biología. Y sobre todo, que si realmente tiene la paleontología metida en el cuerpo, que no se detenga por nada.

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