¿Fue realmente el impacto de un meteorito el que acabó con la vida del 70% de las especies del planeta –entre ellas los dinosaurios no alados– hace 66 millones de años? ¿O se debió a los efectos prolongados del calentamiento provocados por la desgasificación del Decán? (La megaerupción volcánica producida más o menos por la misma época en este altiplano homónimo, situado al sur del actual subcontinente indio). Esta ha sido la sempiterna pregunta que los científicos llevan años intentando responder. Un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Science, en el que han participado científicos, españoles parece zanjar, al menos de momento, la cuestión: la culpa no fue de las erupciones, que tuvieron lugar cientos de miles de años antes, sino del asteroide.

La primera fase de las erupciones volcánicas se produjo a finales de Cretácico (un período geológico comprendido aproximadamente entre 145 millones de años y 66 millones de años), "pero fue unos 200.000 años antes de que sucediera el impacto del asteroide y las extinciones masivas", explica a National Geographic España Laia Alegret, coautora de esta amplia investigación en la que han participado una treintena de científicos.

Reconstrucción de los hechos

Los expertos han reconstruido la temperatura mundial de aquella época basándose en una amplia gama de indicadores, desde la variación de elementos químicos o los análisis detallados de fósiles de moluscos y peces fosilizados. Las curvas de temperaturas detalladas muestran que entre unos 300.000 y 210.000 años antes del final del Cretácico la temperatura del planeta experimentó un aumento de 2 grados en la temperatura mundial “lo que permitió a algunas especies migrar desde zonas tropicales hacia los polos. Sin embargo, advierte Alegret, “estas regresaron a latitudes tropicales cuando cesó el calentamiento asociado, 200.000 años antes de las extinciones masivas, con lo que no se observa un aumento en las tasas de extinción en esta primera fase de la erupción”.

El culpable de aquel aumento tan brusco de las temperaturas fueron los gases provocados por la erupción, en especial el CO2, provocado por la desgasificación volcánica. Un episodio que, sin embargo, se produjo antes de la caída del asteroide. Miles de años después tuvo lugar la segunda fase volcánica, cuyos efectos, según Alegret, son difíciles de cuantificar. Esta segunda embestida, asegura, no tuvo efectos sobre la extinción, aunque "sí que podría ser la responsable de que la recuperación de la vida fuese más lenta”.

El impacto del asteroide evitó un calentamiento mayor

El impacto acabó con un 70% de todas las especies del planeta, pero no todo fueron malas noticias. Debido a la desaparición del 90 % del plancton calcáreo, la composición geoquímica de los océanos cambió radicalmente, lo que, según explica Alegret, “fue precisamente eso lo que hizo que los océanos absorbiesen gran parte del CO2 emitido durante la segunda fase volcánica, mitigando así el calentamiento que se hubiese producido durante esa fase”.

¿Significa esto que el asteroide que acabó con los dinosaurios tuvo de rebote algún efecto positivo para la recuperación de la vida tras las extinciones? “Aquel impacto fue un acontecimiento instantáneo y provocó las extinciones en masa, no fue una actividad prolongada en el tiempo que pudiera favorecer la recuperación de la vida”, afirma la investigadora, aunque matiza, pudo tener un efecto a largo plazo en la vida nueva que surgió tras el cataclismo. “Por ejemplo, los pequeños mamíferos nunca podrían haber proliferado y llegado a dominar el planeta (y quizás nosotros no estaríamos aquí) si el impacto no les hubiera dado la oportunidad, exterminando a los dinosaurios”. Así pues, no hay mal que por bien no venga.