No cabe duda que la experiencia de viajar en un barco, con su sensación de libertad y la brisa salina en el aire enredándose en tu pelo, puede ser un deleite para muchos. Sin embargo, para otros, ese viaje puede convertirse en una auténtica tortura si lleva consigo a un compañero indeseado: la cinetosis, comúnmente conocida como mareo en los medios de transporte. Y es que, se reúnen también bajo ese peculiar nombre las sensaciones de náuseas, dolor de cabeza y malestar que aparecen en un viaje en coche, en avión o en diversas atracciones de feria.

Pero, ¿te has preguntado alguna vez a qué se debe ese estorbo? Pues bien, se trata de una confusión de tu cerebro, el cual está recibiendo señales procedentes de tus oídos y de tus ojos que no coinciden. El gran protagonista en esta causa es el sistema vesibular, un conjunto de células y mecanismos localizados en el oído interno que se encargan de regular el equilibrio y el control del espacio. Sin embargo, existen ciertos expertos que suman a esta causa otras dos: la genética y la postura. Te contamos todo sobre esta experiencia que afecta a marineros y pasajeros por igual y que continúa siendo un misterio para muchos.

LA ENDOLINFA

¿Sabías que tu equilibrio está controlado y regulado, en su mayor parte, por un líquido? Se conoce como endolinfa, y es una sustancia que se encuentra dentro de tu oído interno. Sumerge a todo un laberinto membranoso de canales, conocidos como sistema vesibular, que contienen células especializadas en el control del espacio y la sensación de equilibrio. De esta forma, cuando tu cabeza se mueve, el líquido también lo hace, interactuando así con las diferentes células y generando la sensación de movimiento.

Ahora bien, en un medio de transporte, por ejemplo, un barco, tu cuerpo está en movimiento debido a las olas y otros movimientos del mar que agitan el barco, es decir, la superficie en la que estás. Estos movimientos agitan tu endolinfa, la cual transmite al cerebro la información de que estás en movimiento y es necesario regular tus sistemas de equilibrio.

Sin embargo, tus ojos no ven ese movimiento. Solo ven un espacio quieto, donde el suelo se mantiene recto y los movimientos de la superficie son nulos. Por lo tanto, transmiten al cerebro la idea de que estás quieto y de que nada se mueve a tu alrededor. Y es justo ahí, con la llegada de esas dos experiencias no coincidentes, cuando tu cerebro, confundido, genera la sensación de náuseas, dolor de cabeza y malestar que dan lugar al mareo.

LA POSTURA Y LA GENÉTICA

Sin embargo, ese razonamiento no acabaría de explicar por qué hay personas que experimentan de forma más violenta el mareo que otra. Mientras ciertos individuos no tienen problema en moverse en coche y fijar la vista en algo estático, como un libro o un dispositivo móvil, otros se sentirían indispuestos en tan solo unos segundos. Ante esta intriga, los expertos suponen que debe haber factores complementarios que se sumen a la llegada de señales contradictorias al cerebro.

Así, el profesor Tom Stoffregen, de la Universidad de Minnesota, es un defensor de la “teoría de la estabilidad postural”.  Así, este experto en kinesiología afirma que el dominio de la posición del cuerpo en el espacio es un factor clave ante experiencias de mareo. Bajo esta teoría, las personas que perciben más el mareo, tenderían a tener una postura peor que aquellas que no lo experimentan tanto, pues no estarían situando su centro de masas corporal de forma coordinada con el movimiento del medio de transporte.

Por otra parte, un estudio realizado en el año 2015 por investigadores estadounidenses de la empresa de análisis de ADN 23andme identificó ciertos marcadores genéticos que tendrían que ver con el mareo. Recogieron datos sobre 480.000 clientes de la empresa, encontrando que las experiencias relacionadas con las náuseas, sudores fríos, dolor de cabeza y mareo vendrían predispuestas por ciertos marcadores relacionados con el equilibrio y el desarrollo ocular, auditivo y craneal. Es decir, que la tendencia a marearse sería, además, un factor influenciado por la genética.

CÓMO MINIMIZAR EL MAREO

Sin embargo, a medida que se van descubriendo mejor los mecanismos ocultos tras la cinetosis, también se han descubierto ciertas estrategias para minimizarla. La principal es evitar los estímulos externos. Es decir, evitar usar dispositivos electrónicos, leer o moverte demasiado. La sucesión rápida de imágenes estáticas puede colaborar a hacer la sensación más violenta, por lo que mantener la mirada en un punto externo, como el horizonte, puede ser una buena medida.

Entre otros consejos, también se encuentra darle preferencia a la ventilación, como por ejemplo, abriendo las ventanillas si se trata de un viaje en coche y considerando hacer descansos intermedios para refrescarse. A él se suman no comer demasiado para evitar la pesadez estomacal, o priorizar la conducción y los movimientos suaves. Si ninguno de ellos es suficiente, existen fármacos en el mercado que, bajo la opinión de un especialista, podrían ayudarte a minimizar la sensación.

Así que la próxima vez que te encuentres en un barco, o en otro tipo de transporte, no dejes que la cinetosis te detenga. En lugar de eso, armado de conocimiento sobre su origen y sobre como prevenirla, disfruta al máximo la experiencia en el mar y disfruta de todas las maravillas que el océano tiene para ti.

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