Las personas que confían en las redes sociales para obtener información tienen más probabilidades de estar mal informadas acerca de las vacunas que aquellas que confían en los medios tradicionales. Es tan solo una de las conclusiones que se derivan del nuevo estudio llevado a cabo por el Centro de Políticas Públicas Annenberg de la Universidad de Pennsylvania y que se publica esta semana bajo el titulo Vaccine Misinformation and Social Media.
La investigación analizó cómo se informa la gente sobre las vacunas a través de los distintos canales de comunicación y encontró que unos 2.500 adultos estadounidenses -cerca del 20% de los encuestados- estaban mal informados sobre el tema. "Un nivel tan alto de desinformación en este ámbito es preocupante, ya que esta información errónea puede tener gran incidencia en las tasas de vacunación, y es necesario que estas sean altas para mantener la inmunidad colectiva", explican los científicos.
"Las vacunas funcionan a nivel de población, por eso son necesarias altas tasas de vacunación para mantener la inmunidad colectiva", apuntan los investigadores
El estudio, publicado en la revista Misinformation Reviewde la Escuela Kennedy de Harvard, se realizó entre la primavera y el otoño de 2019, cuando Estados Unidos experimentó el mayor brote de sarampión sufrido en el último cuarto de siglo. Entre los dos períodos de la encuesta, los niveles de desinformación respecto a los temas que afectan a la vacunación ascendieron del 19% al 64%, es decir, se produjo un incremento de dos tercios de las personas que no estaban bien informadas respecto a las vacunas.
La influencia de las redes sociales
"El estudio de los patrones de consumo de información en los distintos medios nos han ayudado a explicar el cambio en los niveles de desinformación" explican los investigadores. Así, los encuestados que mostraron una mayor exposición a la información sobre el sarampión y la vacuna MMR -sarampión, paperas y rubéola- en las redes sociales, tenían más probabilidades de estar más desinformados sobre las vacunas. Por el contrario, el porcentaje disminuye entre quienes prefirieron los medios tradicionales.
En palabras de Dominik Stecula, del Centro de Política Pública de Annenberg -APPC- y autor principal del estudio "las personas que recibieron su información de los medios tradicionales tenían menos probabilidades de respaldar las afirmaciones de falsas y bulos respecto a la vacunación".
Los resultados sugieren que las redes sociales contienen una gran cantidad de información errónea sobre la vacunación, mientras que los medios tradicionales tienen más probabilidades de reflejar el consenso científico sobre sus beneficios y seguridad, según los investigadores del APPC.
Bulos antivacunas: un mal que se extiende
Sabemos que, en muchas ocasiones, la información falsa llega más lejos, más rápido y a más gente que la verdadera. Sobre los bulos en la red, resumiendo algunas cifras que se desprenden del estudio, los científicos encontraron por ejemplo que:
- El 18% de los encuestados afirma erróneamente que las vacunas causan autismo
- El 15% afirma erróneamente que las vacunas están llenas de toxinas
- El 20% afirma erróneamente que es mejor que los padres elijan como retrasar o distribuir las vacunas en lugar de depender del programa oficial de vacunación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades -CDC- de Estados Unidos
- El 19% afirma que -vez voy a tomarme la pequeña licencia de poner la siguiente afirmación entre exclamaciones- ¡es mejor desarrollar inmunidad contrayendo la enfermedad que mediante la vacunación!
Profesionales médicos VS personas con muchos seguidores en Twitter
Los investigadores también encontraron que el nivel de confianza en los expertos médicos afecta a las creencias de una persona sobre la vacunación. Así "bajos niveles de confianza en la medicina coinciden con creer en la información errónea sobre las vacunas" afirman los investigadores.
Además, el estudio encontró que esta desinformación demostró ser resistente en el tiempo. El 81% de la muestra declaró estar igual o peor informados en la primavera -febrero y marzo- como meses después, en otoño -septiembre y octubre, a pesar de la extensa cobertura de noticias sobre el brote de sarampión y los intentos por los CDC para educar al público. Por otro lado, entre el 19% de los encuestados que afirmó haberse informado al respecto, los científicos encontraron que el 64% se había informado erróneamente frente al 36% que lo había hecho bien.

Los investigadores señalan que, aunque los hallazgos solo muestran correlaciones entre la cobertura de los medios y las actitudes individuales y no la causalidad, estos hallazgos no dejan de tener implicaciones para la efectividad de las campañas nacionales a favor de la vacunación, el papel de los profesionales de la salud en el tratamiento de la desinformación así como en el impacto social de los bulos que se extiende con rapidez por las redes sociales.
"Aumentar la gran cantidad de contenido de pro-vacunación en medios de todo tipo puede ser valioso a largo plazo"
Los hallazgos, se producen en un momento es el que varios países están debatiendo si endurecer sus leyes relacionadas con la vacunación y en el que diversos medios han mostrado un interés creciente sobre como promover la información correcta. Los investigadores por su parte concluyen que "aumentar la gran cantidad de contenido de pro-vacunación en medios de todo tipo puede ser valioso a largo plazo". Los hallazgos también subrayan la importancia de las decisiones de Facebook, Twitter, YouTube y Pinterest para reducir o bloquear el acceso a la desinformación antivacunas.
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