La caldera volcánica de Arsia Mons, cerca del ecuador de Marte, mide unos 110 kilómetros de diámetro y es lo suficientemente profunda como para contener todo el agua del lago Hurón e incluso más. El vulcanismo en Arsia Mons es cosa del pasado, de un pasado muy lejano. Un estudio publicado en Earth and Planetary Science Letters sostiene que la actividad volcánica en Arsia Mons cesó hace unos 50 millones de años, coincidiendo de forma aproximada con la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, durante la cual se extinguieron numerosas plantas y especies de animales de la Tierra, entre ellas los dinosaurios. "Creemos que la máxima actividad en la cima del campo volcánico de Arsia Mons probablemente ocurrió hace unos 150 millones de años, durante el Jurásico tardío en la Tierra, y luego se extinguió aproximadamente en la misma época que los dinosaurios", dice Jacob Richardson, el principal autor de la investigación, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

Los científicos han detectado 29 chimeneas volcánicas en la caldera de Arsia Mons y cada una expulsó flujos de lava de varias decenas de kilómetros de longitud. "Estas chimeneas probablemente son algunas de las más recientes de Marte, pues sus flujos de lava no presentan cráteres de impacto de más de un kilómetro de diámetro", dicen los investigadores. "Imagínate un grifo con fugas lentas de magma; Arsia Mons creó, en su época de máxima actividad volcánica, alrededor de una chimenea volcánica cada 1 ó 3 millones de años, mientras que en regiones similares de la Tierra puede surgir una chimenea volcánica cada 10.000 años más o menos", observa Richardson.

Una mejor comprensión de la actividad volcánica de Marte contribuye a esclarecer la historia y la misteriosa estructura interior del planeta rojo. "Los volcanes de Marte muestran indicios de actividad durante períodos más longevos que los de la Tierra, pero sus historias parecen ser bastante diferentes en lo que respecta a la producción de magma", comenta Jacob Bleacher, coautor del artículo. "Este estudio nos da otra pista sobre cómo disminuyó la actividad en Arsia Mons y el enorme volcán se calmó", concluye.