La Biota de Fezouata, un yacimiento de conservación excepcional situado al norte de Zagora, en Marruecos, ha proporcionado nuevos fósiles de trilobites, de 478 millones de años de antigüedad, que conservan las patas y otras partes blandas fosilizadas, según reveló el martes el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Los trilobites fueron un grupo común de artrópodos marinos, con más de 20.000 especies conocidas, de formas lisas o espinosas y desde unos pocos milímetros hasta casi un metro de longitud. Durante la era Paleozoica, desde hace 541 a 252 millones de años, ocuparon mares y océanos: primero habitaron en aguas profundas y, millones de años después, sobrevivieron en aguas someras hasta que se extinguieron. Se han encontrado innumerables fósiles de trilobites que presentan un caparazón dorsal mineralizado en carbonatos, pero escasean aquellos que muestran las antiguas patas quitinosas u otras partes blandas del cuerpo, pues normalmente se descomponían.

Un equipo científico dirigido por Juan Carlos Gutiérrez-Marco, del Instituto de Geociencias, con sede en Madrid, ha examinado los nuevos fósiles de trilobites, que pertenecen al período Ordovícico, que comenzó hace unos 485 millones de años y finalizó hace unos 443 millones de años. El estudio, publicado en Scientific Reports, describe las patas y las estructuras digestivas de la especie Megistaspis (Ekeraspis) hammondi, un trilobites de hasta treinta centímetros de longitud dotado de una larga espina caudal.

Los científicos creen que muchos trilobites usaban sus patas anteriores para excavar

"Los apéndices conservan las dos ramas, la locomotora y la respiratoria, típicas de los trilobites, pero sorprende que por primera vez se detecte que los tres pares de patas locomotoras situados bajo la cabeza sean espinosos, mientras que las patas torácicas y pigidiales son lisas", observa Gutiérrez-Marco. Los investigadores creen que muchos trilobites usaban sus patas anteriores para excavar, manteniendo la cabeza inclinada hacia abajo y dejando tras de sí un doble surco con los arañazos impresos por las espinas de estos apéndices anteriores. "Un ejemplar del mismo trilobites marroquí conserva un tubo digestivo en el que desembocan varios pares de glándulas digestivas para el procesado del alimento, y que se prolonga desde una parte ensanchada bajo la cabeza. Esta combinación de caracteres es nueva para los trilobites, donde las formas con glándulas aparejadas nunca estaban asociadas con un buche entre la boca y el resto del tubo digestivo", añade el científico.