Tres norteamericanos nacidos en los años cuarenta han sido galardonados con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 2017, según informó ayer la Asamblea Nobel en el Instituto Karolinska de Suecia. Jeffrey C. Hall (Nueva York, 1945), Michael Rosbash (Kansas City, 1944) y Michael W. Young (Miami, 1949) han sido premiados "por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano". Estados Unidos es el país con más ganadores del Premio Nobel de Fisiología o Medicina. El año pasado fue laureado el japonés Yoshinori Ohsumi.
La vida en la Tierra se adapta a la rotación del planeta. Los organismos vivos, incluidos los humanos, poseen un reloj biológico interno que les ayuda a anticiparse y adaptarse al ritmo regular diario. Los investigadores Hall, Rosbash y Young han sido capaces de analizar este reloj biológico interno y han comprendido su funcionamiento. Sus descubrimientos explican cómo las plantas, animales y humanos adaptan sus respectivos ritmos biológicos de modo que estén sincronizados con las revoluciones de la Tierra.
En el siglo XVIII, el astrónomo francés Jean-Jacques Dortous de Mairan observó unas plantas del género Mimosa y comprobó que la desaparición del sol hacía que plegasen sus hojas. Las puso en un sitio a oscuras y descubrió que, a pesar de no recibir la luz solar diaria, las hojas permanecían completamente abiertas y se cerraban puntualmente cuando anochecía: las plantas parecían tener su propio reloj biológico.
Los ritmos circadianos, presentes en las plantas, en los animales y en los humanos, son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo aproximado de 24 horas y que responden principalmente a la luz y a la oscuridad del ambiente. Los laureados con el Premio Nobel han usado las moscas de la fruta como organismo modelo, aislando un gen que controla el ritmo biológico diario normal y mostrando que ese gen codifica una proteína que se acumula en la célula durante la noche y que luego se degrada durante el día. Posteriormente han detectado los componentes proteínicos adicionales de esta maquinaria, revelando el mecanismo que gobierna el reloj autosuficiente dentro de la célula. Ahora sabemos que los relojes biológicos funcionan con los mismos principios en las células de otros organismos multicelulares, incluidos los humanos.