Durante el Cretácico Inferior, hace unos 125 millones de años, la península Ibérica era muy diferente a como la conocemos ahora. Tanto, que en lo que hoy es la localidad de Morella en Castellón, por ejemplo, se había desarrollado un gran delta junto a la costa.

En esas aguas poco profundas vivió un grupo de reptiles marinos conocidos como plesiosaurios, de cabeza pequeña, cuello largo, cola corta, con grandes aletas, y de cuerpo ancho y cilíndrico. Aunque convivieron con los dinosaurios y se extinguieron a la vez, estos reptiles, que pudieron superar los 15 metros de longitud, no estuvieron cercanamente emparentados con los dinosaurios.

Los plesiosaurios, erróneamente considerados dinosaurios, habitaron todos los mares hace entre 200 y 65 millones de años

En la Península, los hallazgos de fósiles de estos animales han sido más bien escasos, limitados y fragmentarios. Prueba de ello es una pelvis parcial recientemente identificada en la localidad de Algora, en Guadalajara, que perteneció a un elasmosaurio, un tipo de plesiosaurio de cuello tan largo que hace un siglo y medio, cuando se descubrió la especie en los Estados Unidos, se pensó que era la cola.

Sin embargo, ahora en un nuevo estudio, publicado en la revista Cretaceous Research, y titulado Plesiosauria remains from the Barremian of Morella (Castellon, Spain) and first identification of Leptocleididae in the Iberian” un grupo de paleontólogos de la UNED ha descubierto recientemente en la cantera del Mas de la Parreta, en Morella, una abundante y exclusiva colección de restos de varios individuos de plesiosaurios que convivieron con los dinosaurios.

“El material de plesiosaurios identificado en Morella resulta excepcional para el registro del Cretácico ibérico”, declara a la agencia de noticias SINC, Adán Pérez-García, científico en el Grupo de Biología Evolutiva de la UNED y coautor del trabajo.

La veintena de dientes y el gran número de vértebras -cervicales, pectorales, dorsales y sacras- encontradas, no pueden asignarse a un grupo de plesiosaurios concreto. Sin embargo, destaca una vértebra cervical casi completa que sí puede atribuirse a un leptocléidido, un tipo más pequeño de estos reptiles marinos y que hasta ahora se creía que solo había habitado en Inglaterra, Australia y Sudáfrica.

Los desconocidos leptocléididos

Se trata de la primera referencia de estos animales en la península Ibérica”, indica el paleontólogo. Estos animales corresponden a un grupo de plesiosaurios muy peculiares, de no más de tres metros de longitud, y que contrariamente a los otros plesiosaurios, tenían un cuello relativamente más corto.

“Se trata de la primera referencia de estos animales en la península Ibérica”

“Sus cuerpos eran robustos, sus cabezas de relativo gran tamaño y triangulares, y pudieron adaptarse desde la vida en mar abierto a los ambientes costeros, como el gran delta situado en Morella durante esa parte del Cretácico Inferior”, detalla el investigador. A diferencia de otras especies de plesiosaurios, los leptocléididos vivían en aguas generalmente poco profundas, y se cree que incluso pudieron adaptarse a ambientes de agua salobre, como las desembocaduras de grandes ríos muy cercanos a la costa.

A lo largo de los años, los científicos han descubierto en el yacimiento de la cantera una gran diversidad de vertebrados, incluyendo algunos que pudieron habitar en el delta de Morella, así como otros cuyos cadáveres fueron arrastrados y acumulados en la actual explotación minera. Junto a los plesiosaurios han aparecido tiburones, anfibios, otros reptiles, incluyendo pterosaurios –reptiles voladores– tortugas y cocodrilos terrestres, de agua dulce o marinas, y también dinosaurios.

“La fauna de vertebrados del Cretácico Inferior de Morella es muy bien conocida. De allí proceden algunos de los primeros restos de dinosaurios identificados en el registro español en la segunda mitad del siglo XIX”, apunta a Sinc Pérez-García, quien señala que la actividad paleontológica en Morella se ha incrementado notablemente en los últimos años.