La sonda espacial Dawn, provista de dos alas de paneles fotovoltaicos, orbita alrededor de Ceres y ha enviado innumerables imágenes del planeta enano, situado en el cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter. Las fotografías han permitido descubrir sus montañas enigmáticas y otros fenómenos extraños en su superficie, como la ausencia de grandes cráteres de impacto. Un nuevo estudio, publicado hoy en Nature, aporta información valiosa sobre la estructura interna de Ceres, desde que se formó hace más de 4.000 millones de años hasta el presente.

La gravedad de Ceres propicia el movimiento de la nave Dawn a su alrededor. Por tanto, los astrónomos no han hecho más que observar los pequeños cambios que experimenta Dawn en este movimiento orbital. Así han conseguido medir las variaciones gravitatorias que se producen en Ceres y han obtenido pistas sobre la estructura interna del planeta enano. Y esto es lo que han descubierto...

El interior de Ceres está dividido en capas, siendo el núcleo la parte más densa. Sin embargo, Ceres es mucho menos denso que la Tierra, la Luna, el asteroide Vesta u otros cuerpos rocosos del Sistema Solar. "Las divisiones entre las diferentes capas son menos pronunciadas en Ceres que en la Luna o en otros planetas del Sistema Solar", recalca Ryan Park, el principal autor del estudio, del Jet Propulsion Laboratory de la NASA. "La nueva información sugiere que el interior de Ceres es débil y que el agua y otros materiales ligeros se separaron parcialmente del material rocoso durante una fase de calentamiento a comienzos de su historia", añade Park.

"Ceres experimentó una historia térmica compleja", destaca el astrónomo. En el corazón del planeta enano se produjeron intercambios entre el agua y las rocas. Los materiales de baja densidad, como el agua helada, se separaron de los materiales rocosos y emergieron hacia las capas más superficiales junto con otros materiales ligeros. Por eso su superficie es tan maleable e inconsistente, como si su topografía flotara sobre el material que hay debajo. El agua se movió libremente por el antiguo subsuelo y el interior nunca se calentó tanto como para formar un núcleo consistente.