Durante la evolución temprana de los vertebrados, los euriptéridos fueron algunos de los depredadores acuáticos más grandes y abundantes, pero se extinguieron a finales del Pérmico, hace unos 250 millones de años. Estos depredadores, conocidos como escorpiones marinos por su combinación de quelíceros delanteros y aguijón trasero, "estaban mejor armados de lo que se creía", aseguran Scott Persons y John Acorn, dos científicos de la Universidad de Alberta (Canadá), en un estudio publicado recientemente en The American Naturalist. Persons y Acorn han examinado un fósil de euriptérido, de 430 millones de años de antigüedad, y han comprobado que el opistosoma (la parte posterior del cuerpo) presentaba una asombrosa flexibilidad lateral que resultaba eficaz tanto para el ataque como para la defensa.
El espécimen, hallado cerca de Lesmahagow en Escocia, consiste en un opistosoma claramente segmentado y acabado en un potente aguijón aserrado. "Nuestro estudio sugiere que los escorpiones marinos utilizaban la cola, armada con una punta afilada y aserrada, para matar a sus presas", dice Persons, el principal autor de la investigación. Las langostas y las gambas pueden nadar con fuerza contrayendo la cola arriba y abajo, mientras que las colas de los euriptéridos eran verticalmente inflexibles pero lateralmente muy móviles. "Esto significa que los escorpiones marinos podían dar estocadas certeras moviendo la cola de un lado al otro, experimentando poca resistencia hidráulica y sin salir impulsados lejos de sus objetivos", agrega.