La primera misión del programa ExoMars, de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Federal Rusa (Roscosmos), comenzó ayer con el lanzamiento del orbitador Trace Gas Orbiter y del Schiaparelli, que es un módulo de entrada, descenso y aterrizaje. Ambos componentes despegaron desde Baikonur (Kazajistán) con la ayuda de un cohete Proton-M, una lanzadera espacial rusa, y a las 22:29 (hora peninsular española) se recibió la confirmación de que el lanzamiento había sido un éxito y la nave se encontraba en buen estado, según la ESA. El objetivo de la misión: comprobar si hay signos de vida presente o pasada en Marte.
El orbitador Trace Gas Orbiter y el módulo Schiaparelli viajarán juntos a Marte y se separarán el 16 de octubre a una distancia de 900.000 kilómetros del planeta. Tres días después, el Schiaparelli entrará en la atmósfera marciana, se desplegará un paracaídas a una altitud de once kilómetros y descenderá a la superficie del planeta en menos de seis minutos. El módulo aterrizará en la llanura Meridiani Planum, donde obtendrá las primeras mediciones de campos eléctricos en la superficie de Marte que, en combinación con las mediciones de concentración de polvo atmosférico, proporcionará nuevos conocimientos sobre la influencia de las fuerzas eléctricas en el levantamiento del polvo, el detonante de las tormentas de polvo.
En cambio, la sonda Trace Gas Orbiter orbitará alrededor de Marte y analizará los gases de su atmósfera, entre ellos el metano, que en la Tierra está relacionado con procesos geológicos o biológicos activos. También fotografiará ciertas características en la superficie que podrían estar relacionadas con fuentes de gases traza como los volcanes y tratará de detectar depósitos enterrados de agua congelada. La segunda misión está prevista para mayo de 2018.