A comienzos del siglo XVII, el científico italiano Galileo Galilei observó Júpiter con enorme curiosidad e interés, y descubrió sus cuatro satélites más grandes, y cuatro siglos después, el planeta más grande y más viejo del Sistema Solar sigue asombrando y desconcertando a los científicos. Ayer se publicaron cuatro estudios sobre Júpiter en Nature y, entre los importantes hallazgos realizados por la misión Juno, estos son algunos de los más significativos: la medición del campo gravitatorio del gigante gaseoso, por parte de la sonda espacial, indica una asimetría entre el norte y el sur que es similar a la que se observa en sus bandas oscuras y zonas brillantes, que se desplazan en diferentes direcciones, mientras que en lo más profundo el planeta rota como un cuerpo rígido. "Es un resultado realmente sorprendente y las futuras mediciones de Juno nos ayudarán a entender cómo funciona esa transición entre la turbulenta capa atmósferica y el cuerpo rígido que hay debajo", dice Tristan Guillot, el principal autor de un estudio sobre el interior profundo de Júpiter.

La asimetría entre el norte y el sur es similar a la que se observa en sus bandas y zonas

Los datos obtenidos por la misión Juno indican que los vientos atmosféricos del gigante gaseoso corren en lo más profundo de su atmósfera joviana, que tendría unos 3.000 kilómetros de profundidad, y son más duraderos que otros procesos atmosféricos similares en la Tierra. La atmósfera joviana de Júpiter es mucho más masiva y profunda de lo que se creía hasta ahora, pues contiene alrededor del 1% de la masa del planeta, mientras que la atmósfera de la Tierra constituye menos de una millonésima parte de la masa total del planeta. "El hecho de que Júpiter tiene una región tan masiva rotando en diferentes direcciones, hacia el este o hacia el oeste, es definitivamente una sorpresa", comenta Yohai Kaspi, el principal autor de un estudio sobre la profundidad de la capa atmosférica de Júpiter.

Otra gran aportación publicada en Nature es la maravillosa serie de imágenes de los polos de Júpiter, realizadas con datos obtenidos por uno de los instrumentos de Juno, el Jovian Infrared Auroral Mapper (JIRAM). El polo norte aparece dominado por un monstruoso ciclón perfectamente rodeado por ocho ciclones con unos diámetros de entre 4.000 y 4.600 kilómetros, mientras que en el polo sur también hay un ciclón central, pero rodeado por cinco ciclones con unos diámetros de entre 5.600 y 7.000 kilómetros. "La cuestión es: ¿por qué no se fusionan?", expresa Alberto Adriani, el autor principal de uno de los estudios. "Gracias a los datos de Cassini sabemos que Saturno tiene un único vórtice ciclónico en cada polo. Nos estamos empezando a dar cuenta que no todos los gigantes gaseosos fueron creados de la misma manera", añade.