La Luna y la Tierra recibieron impactos gigantescos cuando eran jóvenes. La superficie lacerada de la Luna, visible desde la Tierra, es un vivo recuerdo de estos antiguos impactos que ocasionaron grandes cráteres. En la Tierra apenas se descubren cráteres meteoríticos de esta época inmemorial porque han sido borrados por la actividad volcánica y por los movimientos tectónicos.

Andrew Glikson, un científico de la Universidad Nacional Australiana, lleva más de veinte años buscando evidencias de estos cráteres inmemoriales. Él y su colega Arthur Hickman, del Estudio Geológico de Australia Occidental, recientemente han hallado indicios de un asteroide enorme que golpeó la Tierra en su juventud "con un impacto jamás experimentado por los humanos", según explica la Universidad Nacional Australiana en un comunicado que difundió el lunes.

"El impacto seguramente desencadenó temblores de tierra de una magnitud mucho mayor que la de los terremotos actuales, debió de causar tremendos tsunamis y el desmoronamiento de acantilados", expresa catastróficamente Glikson. "Impactos de asteroides como este producen grandes desplazamientos tectónicos y extensas corrientes de lava. Pudieron influir de forma significativa en la evolución de la Tierra", añade.

"Impactos de asteroides como este pudieron influir en la evolución de la Tierra", dice Andrew Glikson

Los científicos no han hallado el cráter en sí, sino material procedente del impacto que salió disparado en todas direcciones. Una perforación en Marble Bar, al noroeste de Australia, donde se encuentran algunos de los sedimentos más antiguos del mundo, reveló unas pequeñas esferas denominadas esférulas, que se formaron con el material vaporizado procedente del impacto. "Estas esférulas fueron halladas en sedimentos del fondo marino de unos 3.460 millones de años de antigüedad", dice Glikson. La Tierra se formó hace unos 4.550 millones de años, es decir, las esférulas se remontan a la juventud del planeta.

La Tierra recibió una sacudida bestial debido a este asteroide, de entre veinte y treinta kilómetros de ancho y que creó un cráter de cientos de kilómetros de diámetro. "Continúa siendo un misterio dónde golpeó exactamente la Tierra", observa Glikson, el principal autor del estudio, publicado en Precambrian Research. Se trata del segundo asteroide conocido más antiguo que impactó contra la Tierra y uno de los más grandes. "Esto no es más que la punta del iceberg. Sólo hemos encontrado evidencias de 17 impactos de más de 2.500 millones de años, pero podría haber cientos de ellos", concluye.