El 8 de abril de 2016 la empresa Moon Express presentaba una solicitud a la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, en la que dejaba patentes sus intenciones de convertirse en la primera entidad de naturaleza no gubernamental en alcanzar la Luna.

De este modo, cumpliendo con lo establecido en el tratado sobre el espacio ultraterrestre, sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización de este, la Luna y otros cuerpos celestes, si todo transcurre según lo planeado, la nave espacial diseñada por Moon Express, la MX-1E, se convertiría en el primer vehículo civil en posarse en nuestro satélite natural.

Hace tan solo unas semanas, el 20 de julio, la FAA daba luz verde a los planes de la compañía, determinando tras estudiar la solicitud, que de tal empresa no se deriva ningún peligro para la salud pública o la propiedad privada, la seguridad nacional de los Estados Unidos y del mismo modo no existe conflicto con las obligaciones internacionales o de política exterior del país.

Según el art.6 del Tratado del Espacio Exterior: "las actividades de las entidades no gubernamentales en el espacio ultraterrestre, la Luna y otros cuerpos celestes, deberán ser autorizadas y fiscalizadas por el pertinente Estado Parte en el Tratado"

Los inicios de la carrera espacial comercial

La aprobación de este permiso supone el mayor impulso dado hasta el momento a la exploración espacial privada y asienta un precedente para decenas de empresas con intereses comerciales más allá de la atmósfera terrestre, algunas tan ambiciosas como Space X, la cual planea alcanzar Marte en un corto plazo de tiempo.

“Estamos abriendo el sistema solar”

Con base en Cabo Cañaveral, MoonEx cuenta con 40 empleados. Cofundada por el filántropo y empresario Bob Richards y el científico de la NASA, Barney Pell. El objetivo primordial de MoonEx es llevar a cabo misiones robóticas con destino a la Luna capaces de transportar cargas -por el momento material científico- para, en un futuro, reorientar su actividad hacia operaciones comerciales.

En palabras de Richards: “estamos abriendo el sistema solar. Este es un verdadero avance y está siendo reconocido por el gobierno de Estados Unidos como tal”.

Una nueva revolución tecnológica alentada por un premio

La compañía se encuentra entre mas de 20 empresas que compiten por el Google Lunar X Prize, un premio de 30 millones de dólares para el primer equipo de financiación privada en desarrollar y transportar un vehículo a la Luna capaz de recorrer 500 metros sobre su superficie y de transmitir vídeos e imágenes en alta resolución.

La retomada carrera por alcanzar nuevos mundos, esta vez protagonizada por entes privados, esta motivando una autentica batalla técnica y tecnológica. He aquí el mejor ejemplo de cómo los logros del futuro se verán motivados por las inversiones en I+D del presente. MoonEx lleva recaudados 30 millones de dólares hasta la fecha y está tratando ahora hacerse con otros 25 millones para terminar la producción de su módulo de aterrizaje del tamaño de una mesita de noche para el año próximo.

El MX-1E de Moon Express pretende despegar hacia el espacio desde Nueva Zelanda a bordo de un cohete de unos 15 metros de longitud, cuyos propulsores, se pretende, sean capaces de trasportar un telescopio espacial hasta la Luna en cuestión de días o semanas, además del equipamiento necesario para varios experimentos.

Desde que fuera fundada en 2010, Moon Express viene desarrollando la tecnología que formará parte de este proyecto. Gracias a las innovaciones realizadas en torno al Cubesat -un tipo de satélite en miniatura utilizado para investigación espacial del volumen aproximado de un litro-, el estudio de nuevo materiales o la impresión en 3D, la compañía ha sido capaz de reducir el peso y mejorar en gran medida el rendimiento de los sistemas de la nave espacial.

Aunque siguen existiendo desafíos técnicos, Richards defiende que despejar el obstáculo regulatorio era importante para garantizar la confianza de los inversores en el proyecto. Ahora todo queda en sus manos.