El tejido cerebral fosilizado de un dinosaurio que vivió a comienzos del Cretácico, hace unos 133 millones de años, ha sido revelado en un estudio publicado por la Sociedad Geológica de Londres. El robusto dinosaurio herbívoro, probablemente del género Iguanodon, acabó petrificado en un pantano de aguas altamente ácidas y con bajo contenido de oxígeno. El fósil cerebral, una sencilla piedra marrón, fue descubierto en 2004 cerca de Bexhill, en el condado de Sussex Oriental, en el sureste de Inglaterra. "Siempre he creído que era especial. Observé algo extraño sobre su conservación y la idea de que correspondiera a un tejido blando se me cruzó por la cabeza", explica Jamie Hiscocks, descubridor del fósil y coautor del estudio.

Se trata del primer ejemplo confirmado de un tejido cerebral fosilizado de un dinosaurio, según destaca la Universidad de Cambridge, que ha participado en la investigación. Los investigadores, en colaboración con la Universidad de Australia Occidental, han utilizado un microscopio electrónico de barrido y la tomografía computarizada para detectar las meninges o membranas duras que cubren el cerebro, además de los filamentos de colágeno y los vasos sanguíneos. También parecen distinguirse unas estructuras que podrían ser tejidos de la corteza cerebral con capilares delicados. La estructura del cerebro fosilizado, y especialmente la de las meninges, muestra similitudes con la estructura del cerebro de los descendientes actuales de los dinosaurios, concretamente las aves y los cocodrilos.

"Creemos que este dinosaurio particular murió en o cerca de una masa de agua y su cabeza acabó parcialmente enterrada en el sedimento que había en el fondo. El agua tenía poco oxígeno y era muy ácida y, por tanto, los tejidos blandos del cerebro se conservaron y se fosilizaron antes de que el resto del cuerpo acabara enterrado en el sedimento", sostiene David Norman, de la Universidad de Cambridge.