El sistema de radar de SELENE, una sonda espacial japonesa que en 2009 impactó de forma controlada en la superficie lunar, fue concebido para estudiar los orígenes de la Luna y su evolución geológica, pero el análisis de los datos obtenidos también ha permitido detectar unos tubos de lava subyacentes que podrían ser utilizados "como refugios seguros para los humanos y para sus instrumentos", según propone un equipo de científicos japoneses en un estudio publicado en Geophysical Research Letters.

Los tubos de lava son cuevas volcánicas que suelen tener forma de túneles. La Universidad Purdue (Estados Unidos), que también ha participado en el estudio, explicó ayer en un comunicado que los tubos de lava existen en nuestro planeta, pero en la Luna son mucho más grandes. Para que un tubo volcánico pueda ser detectado con los datos de gravedad, como ha sido el caso en esta investigación, este debería de tener varios kilómetros de longitud y, al menos, un kilómetro tanto de altura como de anchura, lo que significa que el tubo volcánico descubierto en la región de las Colinas Marius es lo suficientemente espacioso como para alojar una de las ciudades más grandes de Estados Unidos, si los datos de gravedad son correctos.

La Luna no tiene una atmósfera o un campo magnético que pueda proteger a sus habitantes

Nadie ha estado en la Luna más de tres días, sobre todo porque los trajes espaciales no son suficientes para proteger a los astronautas de los elementos: variación extrema de temperaturas, radiación e impacto de meteoritos. A diferencia de la Tierra, la Luna no tiene una atmósfera o un campo magnético que pueda proteger a sus potenciales habitantes. Por ello, y según el estudio, el lugar más seguro para buscar un refugio es el interior de un tubo volcánico intacto. "Si vamos a construir una base lunar es importante saber dónde están y cómo son de grandes los tubos de lava lunares", dice Junichi Haruyama, un investigador jefe de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA). "Saber estas cosas también es importante para la ciencia básica. Podríamos recoger nuevos tipos de muestras de rocas e información sobre el flujo térmico y sobre la información de sismos lunares", asegura.