Buscar el origen de la vida no en la Tierra sino en el Sol. Eso es lo que están haciendo diferentes grupos de científicos. ¿Dónde buscar? El Sol es el centro de nuestro sistema planetario, que se formó hace más de 4.500 millones de años; la Tierra y los otros planetas del Sistema Solar surgieron del material sobrante tras la formación del Sol. Por tanto, los astrónomos estudian las protoestrellas, las estrellas muy jóvenes, como lo fue el Sol en su día, con el objetivo de abrir una ventana al pasado y buscar los posibles ingredientes de la vida o, al menos, con el propósito de observar unas condiciones similares a aquellas que originaron el Sistema Solar. E investigando un sistema múltiple de estrellas muy jóvenes y muy lejanas han encontrado uno de esos posibles ingredientes de la vida. Lo acaba de anunciar el Observatorio Europeo Austral. Dos estudios, uno de ellos dirigido por Rafael Martín Doménech, del Centro de Astrobiología en Torrejón de Ardoz.

El ingrediente en cuestión es el isocianato de metilo, "un elemento químico fundamental de la vida", según el comunicado del Observatorio Europeo Austral. Una fuga de este compuesto orgánico en una fábrica de pesticidas de la India causó en 1984 el desastre de Bhopal, en el que murieron miles de personas. Este ingrediente de la vida, y también de la muerte, ha sido detectado por dos equipos científicos y gracias al proyecto astronómico ALMA, emplazado en el desierto de Atacama, en Chile. La molécula ha sido observada en diferentes longitudes de onda del espectro electromagnético, concretamente en las regiones internas cálidas y densas que rodean a un grupo de estrellas jóvenes denominado IRAS 16293-2422, a unos 400 años luz de distancia, en el sistema estelar Rho Ophiuchi y en la constelación de Ofiuco.

"La familia de moléculas orgánicas del isocianato de metilo participa en la síntesis de los péptidos y los aminoácidos, los cuales, en la forma de proteínas, son las bases biológicas de la vida tal y como la conocemos", explican Niels Ligterink y Audrey Coutens. "El hallazgo de moléculas prebióticas en este estudio podría ser otra pieza del puzle para entender cómo llegó la vida a nuestro planeta", expresan Rafael Martín Doménech y Victor Rivilla, los principales autores del otro estudio.