Las Coves de Santa Maira es un sitio arqueológico situado en Castell de Castells, en el norte de la provincia de Alicante, a 600 metros sobre el nivel del mar y a 30 kilómetros de la actual línea de costa. En el nivel 3 de la cueva, un estrato que corresponde al Mesolítico, con una antigüedad de entre 10.200 y 9.000 años, se han descubierto 30 restos humanos con marcas de manipulación antrópica, es decir, producidas por el ser humano.

Estas marcas fueron realizadas con herramientas líticas (de piedra), con los dientes, con instrumentos de percusión o de martilleo o con el fuego. "La correcta identificación de marcas de dientes en huesos humanos es una de las evidencias más claras de que un cuerpo particular estuvo sometido al canibalismo", subrayan los autores de un estudio publicado en Journal of Anthropological Archaeology y dirigido por la Universitat de València. ¿Qué tiene de particular la mordedura humana en comparación con la de otros animales carnívoros? Dicen los investigadores que "la intensidad de la mordedura normalmente es menor y no hay rasguños ni marcas punzantes, mientras que los huesos afectados por carnívoros presentan marcas de dientes claras e intensas".

Los restos humanos hallados en la cueva son los siguientes: 19 huesos postaxiales (situados por detrás del axis o eje del cuerpo), ocho axiales y tres restos craneales. Los huesos corresponden a tres individuos: un adulto robusto, un adulto grácil y un individuo infantil de unos dos años de edad, que sólo está representado por una escápula completa que no muestra marcas antrópicas o antropogénicas. "Las marcas halladas en estos restos siguen el orden lógico de un proceso de carnicería y consumo", explica Juan Vicente Morales, de la Universitat de València.

"Las marcas siguen el orden lógico de un proceso de carnicería y consumo", dice Morales

Que el canibalismo fue practicado por grupos de cazadores-recolectores del Mesolítico parece bastante claro, pero cabe la posibilidad de que estas prácticas fueran ocasionales y como consecuencia de un período de carencia alimentaria en la región. ¿Eran prácticas funerarias o alimentos delicatessen?, se preguntan los investigadores en el título del artículo. ¿El canibalismo era ocasional o habitual? Los autores concluyen diciendo que "el contexto arqueológico durante la transición del Epipaleolítico-Mesolítico en la región, con un incremento de la complejidad social y de los rituales de enterramiento, podría significar que los restos humanos de Santa Maira son el resultado de un comportamiento institucionalizado o, al menos, su apariencia dentro de este contexto podría estar relacionada con los cambios generales en las tradiciones culturales y económicas y, además, en un incremento del comportamiento territorial por parte de los grupos humanos".