El viernes 15 de septiembre, la nave Cassini de la NASA concluirá una apasionante aventura espacial que comenzó en octubre de 1997 en el cabo Cañaveral, en el estado de Florida, cuando fue lanzada junto con la sonda Huygens. El orbitador Cassini llegó al sistema de Saturno en 2004, hace ya 13 años, y su naufragio definitivo se producirá de forma intencionada el viernes al penetrar en la atmósfera del planeta y consumirse completamente. Los responsables de la misión perderán contacto con Cassini a las 13:55 (hora peninsular española); la nave entrará en la atmósfera aproximadamente un minuto antes, a una altitud de unos 1.915 kilómetros sobre las capas superiores de nubes.

La destrucción programada se realiza con el fin de evitar una contaminación biológica o radiactiva

El artefacto se sumergirá en la atmósfera de Saturno a unos 113.000 kilómetros por hora, con sus propulsores funcionando a pleno rendimiento a medida que se va espesando la atmósfera. La propulsión mantendrá la posición de la nave mientras la antena de alta ganancia estará orientada hacia la Tierra con la finalidad de enviar información sumamente valiosa a los responsables de la misión; ninguna otra nave ha estado tan cerca de Saturno. Cassini se lanzará como un kamikaze y su señal se perderá a los 1.500 kilómetros de altitud sobre las capas superiores de nubes y, entonces, comenzará a arder como un meteorito, completamente consumido en la atmósfera de Saturno. La baja autonomía de la nave acabaría significando la pérdida y el descontrol de la misma y, según la NASA, su destrucción programada se efectúa con el fin de evitar una posible colisión con las dos lunas de Saturno, Encélado y Titán, ambas con posibilidades de vida microbiana. De esta forma se evita una posible contaminación biológica o radiactiva por parte de Cassini.