Para muchos, la bicicleta de montaña es, más que un deporte, una forma de vida. Algunos entusiastas de esta actividad física afirman que, a lomos de una mountain bike, o MTB, han descubierto una nueva forma de relacionarse con el mundo. Los beneficios que parece generar el hecho de recorrer el planeta sobre este velocípedo capaz de casi todo parecen ser infinitos.
La práctica de este completo ejercicio físico por supuesto te mantiene en forma, pero también es un entrenamiento fantástico que optimiza la armonía entre la mente y el cuerpo. Es realmente terapéutico, opinan algunos. Facilita el contacto con la naturaleza, afirman otros. Pero hay más: descubres rincones increíbles, conoces gente con la que compartes afición y modus vivendi, aprendes a estar solo y a ser más independiente, incrementa el autocontrol y la autoestima, mejora los reflejos y las habilidades de coordinación y equilibrio e incluso te incita a meditar. Vamos, un auténtico “completo”.
Quizá sea por todo ello que la bicicleta de montaña tiene un ejército de seguidores. En nuestro país, según datos de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), el 64,6 % de los ciclistas tiene una, mientras que el resto ha optado por una bici urbana o de carretera. Y si nos fijamos en las preferencias por segmentos de población, la MTB es la favorita en todos los casos, a excepción de las mujeres mayores de 70 años, que prefieren pedalear un modelo apto para la ciudad.
Toda una tropa de devotos que a la mínima de cambio participa en carreras que se celebran en todo el mundo. Cualquier excusa es buena para viajar, y ¿qué mejor que hacerlo montado sobre un artilugio que se propulsiona sin más energía que la producida por nuestro cuerpo? Este superhobby ha empujado a experimentados deportistas a crear nuevos retos de competición, como es el caso de la Transpyr, una carrera creada por ciclistas y para ciclistas que atraviesa los Pirineos. “Tras experimentar en nuestra propia piel la sensación de lograr el reto de alcanzar el mar Cantábrico desde el Mediterráneo –explica desde Girona uno de sus organizadores, Francesc Sallent-, quisimos compartir la experiencia con cuantos más ciclistas, mejor. Nuestra pasión por el ciclismo de montaña y la naturaleza nos impulsó a organizar esta prueba. Siempre que podemos, salimos a explorar nuevos rincones de los Pirineos, lo que nos sirve para ir enriqueciendo la Transpyr edición tras edición”.

Y es que la Transpyr es una de las mejores rutas de MTB del mundo. Así lo creen muchos, entre ellos Rubén Marzal, al frente de la tienda de ciclismo online Bicilink y autor de un blog para faná- ticos de la MTB, hecho por y para ciclistas. Recién llegado de otra gran carrera que se lleva a cabo en nuestro país, la Andalucía Bike Race, explica que fundó su pequeña empresa junto a otros aficiona- dos a la bici “para poder dedicarnos a lo que más nos interesa: el ciclismo y el marketing online”. No hay duda de que se trata de un deporte en auge, añade, ya que cada año crece el número de adeptos y surgen nuevas carreras. Todo ello le permite explorar, siempre que puede, nuevas rutas y probar los últimos modelos de bicicleta.
Lo cierto es que si os va la MTB, estáis de suerte. Hay recorridos para todos los gustos, para ciclistas expertos y audaces y para aficionados entusiastas. Los hay en todos los continentes y en los parajes más dispares: el Himalaya, Mongolia, el outback australiano, Estados Unidos, Costa Rica... Y por supuesto en nuestra geografía, donde cada día hay más gente dispuesta a engancharse a esta práctica que, compartida, crea vínculos y amistades y ofrece una forma de afrontar la existencia.
Según parece, hasta Einstein hizo esa comparativa. “La vida es como montar en bicicleta –dijo–. Si quieres mantenerte en equilibrio, debes mantenerte en movimiento”.