Existe un lugar que desde hace más de medio siglo clama y reta al espíritu de los hombres más atrevidos y aventureros del mundo. Hombres valientes sin duda, que en ocasiones, en su afán de aventura, fueron tachados de locos, y algunos de los cuales perecieron en la exploración de un mundo duro, frío y extremo. Un hábitat de hielo casi desolado. Un lugar habitado por seres de níveos pelajes que se confunden con el paisaje y donde la vida se abre paso a duras penas.

Se trata de uno de los rincones más inexplorados, desconocidos y hostiles de la superficie terrestre. También el más septentrional. Albos e inmaculados paisajes en los que reina una aparente desolación que, aún dotados de una inherente belleza prístina, pueden llegar a destilar aprehensión. En el círculo polar Ártico casi todo es blanco, monótono, o al menos para el común de los mortales.

Han pasado más de 500 años desde que en 1472, a las ordenes de Christian I de Dinamarca, la expedición danesa liderada por Didrik Pining y Hans Pothorst llegara aparentemente a las costas de Groenlandia dando a conocer el continente ártico a los europeos modernos.

A día de hoy, en el siglo XXI, el polo Norte sigue siendo un gran desconocido. Ahora es el español Ramón Larramendi y su equipo quienes tienen en su poder el testigo de la exploración polar. Nos embarcamos con ellos hacia el destino de su próxima aventura, la isla más grande del hemisferio norte.

Kalaallit Nunaat, una tierra inexplorada

La isla de Groenlandia se sitúa en zona nororiental de América del Norte entre los paralelos 59N y 84N y entre los océanos Atlántico y Glacial Ártico. La superficie de la isla está cubierta en un 84 % de hielo, constituyendo por extensión la segunda mayor superficie helada del planeta. De hecho, por ello su población se concentra principalmente en la costa quedando el interior de la isla prácticamente deshabitado.

En su corazón, helado e inhóspito, el frio es extremo y las temperaturas pueden descender de los -45ºC

Kalaallit Nunaat, que es como denominan a la isla los groenlandeses, no es un lugar demasiado acogedor. En su corazón, helado e inhóspito, el frio es extremo y las temperaturas pueden descender de los -45ºC.El inlandsis, es decir, la capa de hielo o desierto polar, en ocasiones sembrado de grietas que pueden llegar a conforman profundas fosas, abarca una superficie de aproximadamente 1.800.000 km2. Estas grietas junto a los campos de sastrugis (formaciones producidas en el hielo la acción del viento y que dan al paisaje el aspecto de un gran de paraje helado de olas congeladas que pueden alcanzar hasta un metro de altura) son solo algunos de los obstáculos que tendrán que salvar los expedicionarios en su aventura.

Itinerario de una expedición científica

La “Expedición Cumbre de Hielo Groenlandia 2016”, no es una simple aventura normal. No es tan solo un viaje en el se ponen a prueba una vez más la capacidades del hombre ante las vicisitudes de la naturaleza. Huelga decir que se trata de todo un desafío geográfico y técnico, pero es que además, este viaje supone un nuevo hito para la exploración científica polar.

Por primera vez en la historia un vehículo movido por energías renovables logrará, salvando un desnivel de unos 2.000 metros de altitud, remontar hasta una cota de 3.205 metros sin necesidad de combustibles fósiles; un vehículo completamente ecológico inspirado en los trineos usados históricamente por las tribus inuit. Mientras tanto la tripulación realizará diferentes experimentos científicos relacionados con la evaluación del cambio climático.

Una expedición con total autonomía, sin necesidad de apoyo motorizado por tierra o aire

La expedición en la que participarán nueve personas tiene estipulado un itinerario de unos 2.000 kilómetros sobre el hielo. Partiendo desde la costa suroeste de la isla, se adentrarán en dirección nordeste en el continente durante unos 800 kilómetros hasta alcanzar la base científica estadounidense Summit Camp. Desde allí recorrerán otros 800 kilómetros hasta la costa este. Una vez a la altura de la ciudad de Isortoq y tras un relevo parcial de la tripulación del trineo, remontarán la última etapa, dirigiéndose en línea recta hacia el punto de partida inicial. Todo ello, calculan los expedicionarios, en un lapso de tiempo de unos 32 días durante los cuales recogerán muestras para diversas investigaciones. Sin embargo en muchas ocasiones el éxito o fracaso de una expedición depende de la capacidad de saber adelantarse a los imprevistos, siendo este año la ruta especialmente susceptible de ser modificada debido al adelanto del deshielo del inlandsis y la formación de lagos y ríos debido al aumento de las temperaturas.

Nunca antes se había llevado a cabo una empresa de estas características: una expedición con total autonomía, sin necesidad de apoyo motorizado por tierra o aire y que proporciona a su vez la posibilidad de recoger datos a lo largo de miles de kilómetros antes inexplorados desde la ciencia.

La ciencia en el hielo

Durante la Expedición Cumbre de Hielo Groenlandia 2016 se desarrollarán tres proyectos científicos que ayudarán a conocer los efectos del cambio climático en el Ártico y en los que participan el Instituto Pirenaico de Ecología, la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad Autónoma de Madrid.

El primero de los objetos de estudio contempla los procesos de deglaciación generados por el calentamiento global y que están provocando la afloración de superficies continentales cubiertas de hielo durante miles de años. Estas zonas yermas son, precisamente, las más susceptibles de ser colonizadas por organismos arrastrados por el viento y de albergar potencialmente nuevas comunidades biológicas. En este sentido, el primero de los estudios contemplados consiste en establecer la capacidad de dispersión y colonización de estos organismos aeronavegantes mediante colectores de propágulos instalados en el Trineo de Viento, para posteriormente proceder al estudio de los mismos.

En la expedición se llevaran a cabo varios estudios sobre biología, climatología, radiología y astrofísica

También los expedicionarios contarán a bordo con una estación meteorológica a fin de registrar los datos de temperatura y humedad durante todo el recorrido. Estos servirán para validar los modelos climáticos actuales, así como para arrojar luz sobre la incertidumbre en las proyecciones del cambio climático durante las próximas décadas y su relación con el incremento de la concentración de gases de efecto invernadero.

Además, se tomarán muestras de nieve a distintas profundidades para analizar su composición isotópica, lo cual proporcionará información sobre los procesos de acumulación de nieve en el inlandsis aún poco conocidos.

Por otro lado, en las regiones polares el campo magnético terrestre es más débil y los rayos cósmicos, -núcleos atómicos acelerados en las estrellas-, pueden penetrar más profundamente en nuestra atmósfera, llegando a producir aumentos observables en la radiación natural a nivel del suelo. En este sentido, un tercer objetivo científico de la expedición es la elaboración de una cartografía de la radiación natural registrada en el entorno. El análisis de estas variaciones permite estudiar diferentes aspectos de la actividad solar y sus efectos para el entorno terrestre.

Para ello el trineo lleva incorporado en su equipo un dosímetro autónomo para entornos criosféricos (CRIO), un detector dedicado a la observación de la radiación ambiental y el flujo de rayos cósmicos. El detector está integrado por dos contadores Geiger-Müller con diferentes blindajes para medir tanto radiación de baja como de media energía, es decir la radiación ambiental y cósmica respectivamente.

Cometas para un trineo eólico español

El proyecto “Trineo de viento” es una iniciativa única en el mundo y que puede situar a España a la vanguardia de la investigación científica en los casquetes polares. De entre los medios de transporte jamás construidos a este fin, se trata del vehículo menos contaminante y con más capacidad de carga destinado a la exploración del Ártico y la Antártida. Con mas de 16 años de desarrollo y continuas mejoras cuenta a sus espaldas con cerca de 20.000 kilómetros recorridos en más de 7 expediciones polares.

Traccionado por 15 cometas de entre 5 y 80 metros, pueda moverse con vientos que van desde los 6 a los 60 km/h

Tal y como explica Ramón Larramendi líder de la expedición: "el trineo navega por un mar de irregularidades y por ello deber ser flexible para no romperse”. Por ello los materiales usados en su construcción son madera y cuerda. Cuenta además con un diseño sencillo por lo que en caso de sufrir daños no presenta grandes requisitos técnicos para ser reparado

Traccionado por 15 cometas distintas de entre 5 y 80 metros, su versatilidad permite que pueda moverse con vientos que van desde los 6 a los 60 kilómetros por hora. Todas las cometas llevan refuerzos de kevlar y han sido diseñadas para arrastrar el vehículo. Para gobernar este laboratorio ambulante de cuatro módulos independientes, son necesarios 2 pilotos simultáneamente por lo que la tripulación ha de estar formada por, al menos, tres personas que se repartan el pilotaje por turnos.

Pocos cabos quedan ya por atar. Los 1.200 nudos de las cuerdas que dan flexibilidad y resistencia a sus estructuras están a punto. También está solucionado quien se queda con los turnos de noche pues, como es costumbre en los polos, o al menos durante 6 meses al año, la expedición española contará con 24 horas diarias de sol. 24 horas durante 32 días. 32 días para más de 2.000 kilómetros de nieve y viento. Nosotros les esperamos a su regreso. Desde aquí, solo nos queda desearle mucha suerte a Larramendi y a los suyos.