En el extenso currículum de este experimentado investigador destacan un gran número de contribuciones académicas, así como de actividades sociales y divulgativas que buscan desvelar y transmitir los secretos que esconde la Antártida, tanto sobre su biodiversidad como sobre las posibles amenazas que ponen en jaque este prístino continente.
Recién llegado de su última expedición, coincidimos con el Profesor Barbosa en una de las ciudades más conocidas por aquellos que transitan hacia la Antártida: la bella Punta Arenas, en Chile. Con apenas 2 kilómetros de distancia entre nuestros hoteles, las medidas de confinamiento impuestas para nuestro embarque nos obligaron a hacer de este un encuentro esencialmente virtual.
National Geographic España: Andrés, tienes un currículum muy polifacético: además de una prolífica actividad investigadora, también has dedicado un valioso tiempo a la gestión y la divulgación científica. Después de todas estas experiencias, ¿cómo definirías tu trayectoria profesional?
Andrés Barbosa: Mi trayectoria profesional está muy marcada por la investigación en la Antártida, a la cual llevo vinculado desde el año 1994, año en que tuve la gran oportunidad de participar en mi primera campaña antártica.
En la actualidad, mi interés se centra en tratar de comprender los mecanismos que pueden explicar la respuesta de los pingüinos frente al cambio climático a partir de cuestiones básicas en el ámbito de la ecología y la evolución. Además, un aspecto al que le doy mucha importancia es trasladar esos resultados de la investigación y de mi experiencia al público. Las regiones polares son muy atractivas y debemos aprovechar esta circunstancia para hacer divulgación.
Otra preocupación es que el conocimiento generado pueda contribuir a la toma de decisiones en el ámbito de la conservación, por lo que en la medida de lo posible también me he involucrado en diversos grupos de trabajo y foros como representante de España, además de en algunas organizaciones conservacionistas en las que la ciencia es una seña de identidad, como es el caso de SEO/BirdLife.
NG: Dentro de tu labor como investigador, la Antártida ocupa un papel preponderante. ¿Qué significa el gran continente helado para ti? ¿Cómo se lo describirías a alguien que no ha tenido el placer de visitarlo?
Andrés Barbosa: Entre otros ecosistemas, la Antártida es una parte fundamental de mi actividad científica desde hace 28 años. Tener la oportunidad de visitar la Antártida con frecuencia me ha permitido ser testigo de primera mano de los cambios ambientales que se están produciendo, intentar comprenderlos con rigor y trasladar esta información a la sociedad. Por otra parte, y a nivel más personal, me otorga el gran privilegio de disfrutar de un ecosistema único a la vez que de algunas de mis pasiones como la montaña, la nieve y el mar.
NG: España lleva años desarrollando labores de investigación en la Antártida, ¿por qué es importante seguir haciéndolo?
Andrés Barbosa: Así es. España hace investigación en la Antártida de forma organizada desde 1986: 35 años que en la presente campaña han culminado en 23 proyectos que implican a cerca de 300 personas. Esta actividad nos ha llevado a ser el séptimo país en producción científica antártica y a tener una representación relevante de investigadores a nivel internacional.
Las razones que explican la importancia de la investigación en la Antártida son varias. Por por una parte, tanto el continente antártico como su océano son, junto con el Ártico, algunos de los principales responsables del clima global, por lo que resulta imprescindible comprender su funcionamiento de la manera más detallada posible.
Por otra parte, el continente helado es un ecosistema único; un laboratorio natural que ofrece una excelente oportunidad para realizar investigaciones en condiciones casi vírgenes en comparación con otras zonas más afectadas por la actividad humana. Al mismo tiempo la Antártida, y de manera más específica la península antártica, es una de las zonas especialmente afectadas por el cambio climático lo que supone una excelente oportunidad para la investigación de este. Pero no solo eso, la Antártida es también una región interesante para otros campos de estudio como la investigación espacial y las telecomunicaciones. Todo ello sin olvidar el papel del continente a nivel geopolítico, un aspecto determinante si tenemos en cuenta el Tratado Antártico, ya que la Antártida se halla cogobernada por 25 países consultivos, entre ellos España, y por 29 no consultivos. La continuación de España dentro del Tratado tiene como condición la realización de ciencia en este continente.
NG: Sabemos que eres un apasionado de las aves, pero dentro de ellas los pingüinos ocupan un lugar muy especial en tu carrera. ¿Qué los hace tan especiales como grupo de estudio?
Andrés Barbosa: Los pingüinos se consideran centinelas del medio marino antártico y por tanto nos ofrecen una información primordial sobre la salud del ecosistema antártico. Esto es así ya que se encuentran situados en la parte alta de la cadena trófica por lo que reflejan los cambios sucedidos en los niveles inferiores, son muy abundantes y se encuentran ampliamente distribuidos. Por otra parte, son animales muy accesibles para su estudio y relativamente fáciles para la toma de datos y de muestras.
NG: Volviendo a la Antártida, National Geographic está dedicando este mes un espacio en su web para ofrecer información sobre este gran continente, del que sin duda dependemos y que es necesario conservar. En base a tu experiencia, ¿crees que la sociedad es consciente de la importancia que tiene la Antártida para la salud de nuestro planeta?
Andrés Barbosa: La Antártida resulta muy atractiva para el público y por tanto existe bastante interés por este continente, pero el conocimiento sobre las amenazas que se ciernen sobre él y nuestra parte de responsabilidad respecto a estas todavía está lejos de formar parte del ideario colectivo de los ciudadanos.
NG: ¿Cómo crees que se puede fortalecer esa conciencia ambiental por la Antártida?
Andrés Barbosa: La divulgación es la tarea fundamental que puede ayudar a mejorar esta situación. Es uno de los deberes morales que creo tenemos los investigadores polares.
NG: Recientemente se ha publicado un estudio que demostraba la aparición de microplásticos como el polietileno y el poliéster en los pingüinos antárticos. Cada vez son más las evidencias que alertan de cómo el ser humano está azotando la viabilidad de la Antártida y su fauna. ¿Qué peligros consideras especialmente relevantes y en cuáles deberíamos poner una atención inmediata?
Andrés Barbosa: Casi diría que cualquier peligro de los que acechan a la Antártida es igualmente importante: el cambio climático, la contaminación, la entrada de especies invasoras o la sobrepesca, entre otros. Todos en mayor o menor medida suponen un grave riesgo para el continente. El cambio climático por su globalidad y la envergadura de sus efectos es un factor de gran importancia, pero la entrada de un microorganismo patógeno nuevo que pudiera afectar a la fauna podría tener del mismo modo consecuencias catastróficas. Hay que recordar que los ecosistemas antárticos son especialmente frágiles debido a sus condiciones extremas y cualquier cambio puede tener graves efectos en su biodiversidad.
NG: Dos décadas investigando en el continente helado te avalan. ¿Cuántas expediciones antárticas llevas en tu mochila? En todos estos años, ¿has notado un cambio de perspectiva (a nivel social, político, económico, científico…) respecto a la necesidad de preservar sus ecosistemas?
Andrés Barbosa: Esta última campaña ha sido la número 15, y es cierto que a lo largo de estos años ha habido un gran cambio de percepción en todo lo relativo al cambio climático. Recuerdo las conferencias que impartía hacia el 2004, en las cuales tenía que dedicar una buena parte de ellas a mostrar los efectos que ya se observaban en diferentes partes del mundo, incluyendo las zonas polares. También a mostrar la relación de estos efectos con los gases de efecto invernadero, e incluso a informar sobre consenso científico en torno a estas cuestiones. Ahora esto ya no es necesario, en general la conciencia ecológica ha aumentado mucho en estas décadas y existe un gran convencimiento sobre la necesidad de tomar medidas de protección para nuestro planeta. Sin embargo, y paradójicamente, la situación es cada vez peor y en cuestiones como las relativas a la pérdida de biodiversidad salvo contadas excepciones las noticias son muy negativas. Esto muestra que todavía queda mucho trabajo por hacer y que hay que incidir en la emergencia en la que nos encontramos.

NG: Para ir finalizando. Sabemos que te gusta la fotografía, ¿qué foto has tomado en la Antártida que te resulte especial y qué foto te gustaría tomar que no hayas conseguido aún?
Andrés Barbosa: La fotografía es una de mis grandes pasiones y desde luego la Antártida, sus paisajes y especialmente su fauna son impresionante. Sin embargo, ha sido el trabajo de investigación el que me ha dado la oportunidad de practicarla.
Siempre digo que la mejor foto está por hacer, fotografiar una ballena jorobada saltando con un iceberg de fondo sería la que me gustaría realizar. De momento me conformo con las que he podido tomar de lomos y colas de estos cetáceos. Quedarme con una foto de las miles que he hecho es realmente difícil, pero una de las que más me gusta, por lo que supuso estar hasta muy tarde en la pingüinera y disfrutar de la ocasión con en un día apacible de sol, es la de un grupo de pingüinos barbijo al atardecer en la isla Decepción.
NG: ¿Podrías recomendar a los lectores de National Geographic un libro y una canción para disfrutar rodeado de glaciares?
Un libro… Héroes de la Antártida. Historia del descubrimiento del continente blanco, de Javier Cacho. Y si he de poner una banda sonora, me quedo con la Sinfonía Antártica de Vaughan Williams
NG: Y, por último y quizás lo más importante, si tuvieras que elegir un aprendizaje que te haya regalado la Antártida durante todos estos años, ¿cuál sería?
Indudablemente a ejercitar la paciencia y la flexibilidad ante las circunstancias. En la Antártida todo es incertidumbre y cambio, sin paciencia y sin adaptabilidad se puede pasar muy mal.
Ir al Microsite Especial de la Expedición a la Antártida.