Viendo cualquier foto de un orangután no es extraño que la palabra malaya que designa a estos mamíferos signifique “persona del bosque”. La principal diferencia visual respecto a nosotros es su tupido pelo naranja y sus enormes brazos que les sirven para desplazarse de rama en rama sin problemas y perfectamente adaptados para la vida en los árboles, en los que pasan más de 90% de su vida. Para hacernos una idea, un orangután puede llegar a tener una envergadura de unos dos metros entre la punta de sus dedos. De hecho, cuando un orangután está de pie, sus manos casi tocan el suelo.
La mayor parte de su dieta consiste en fruta y hojas recogidas de árboles de la selva tropical. También comen corteza, insectos y, en raras ocasiones, carne.
Los orangutanes macho son en relación a las demás especies de primates, animales bastantes solitarios. Las madres y sus hijos, sin embargo, comparten un fuerte vínculo. Los bebés se quedarán con sus madres durante unos seis o siete años hasta que desarrollen las habilidades necesarias para sobrevivir por su cuenta.
Los orangutanes son omnívoros, viven entre 30 y 40 años cuando están en libertad, tienen un peso entre 35 y 80 kilos y suelen medir entre 1,20 y 1,50 centímetros. A pesar de ser uno de los primates más famosos y queridos del mundo, está en peligro de extinción debido a la pérdida de su hábitat, en Sumatra y Borneo.