Debe su nombre a la posición de sus dos extremidades delanteras, que se juntan en lo que la emulación de una plegaria. Viven alrededor de un año, a lo largo del cual mudan 6 veces la piel antes de llegar a su etapa adulta.
Pese a su nombre estos fascinantes insectos son formidables depredadores. Tienen cabezas triangulares en un largo "cuello" o tórax alargado y pueden girar sus cabezas hasta 180 grados para escanear su entorno con sus cinco ojos -dos compuestos y tres más pequeños situados entre los dos primeros- que le otorgan una visión privilegiada.
Sus largas patas delanteras cuentan con espinas que le ayudan a sujetar firmemente a sus presas, a las que esperan pacientemente para tenderles una emboscada. La mayoría de estos ejemplares son de color verde o pardo, un rasgo que aprovechan para un perfecto camuflaje entre hojas y ramas de las plantas.
Pero si hay una característica célebre de este tipo de insectos es la extraña conducta que muestran durante o después del apareamiento, cuando en ocasiones la hembra devora al macho. Suele empezar por la parte superior y continua intentando no dañar las partes del cuerpo implicadas en la reproducción.