Bloque Tuli, Botswana
Botswana sigue enfrentándose a múltiples amenazas, como la caza furtiva, que se ceban en sus inmensos parques nacionales y reservas de caza, ricos en fauna salvaje. Pero las nuevas iniciativas antifurtivismo, de voluntariado y de sensibilización a las comunidades pueden ayudar a paliar parte de esa presión. En el Bloque Tuli, una zona deshabitada en la frontera oriental del país, hogar de leopardos, hienas pardas y manchadas y una nutrida población de elefantes, los guardas están instalando tecnología punta en los 700 kilómetros cuadrados de la Reserva de Caza de Tuli Central. La ONG neerlandesa Smart Parks ha desarrollado sensores de bajo consumo que transmiten datos a una estación central, alertando de la presencia de cazadores furtivos, o incluso rastreando los movimientos de los propios animales.
Botwsana también está respondiendo a una nueva generación de visitantes. «Desde la COVID, los nuevos visitantes se interesan más por establecer una verdadera conexión humana», dice la Exploradora de National Geographic Koketso Mookodi, alias Koki. Mookodi, directora gerente del Wild Bird Trust en Botswana, está implantando un programa educativo en diez aldeas remotas del delta del Okavango, en el norte del país. Su programa Expediciones de Educadores organiza safaris por el delta para los maestros de las aldeas, a quienes enseña a integrar el medio ambiente y la cultura local en su docencia. «Es una oportunidad para utilizar la naturaleza a modo de pizarra», afirma.
Foto: Manan Vastyayana