Yorkshire es el más grande de los condados en los que se divide Inglaterra y, también, uno de los más bellos. En especial la región Norte, que se extiende entre la ciudad medieval de York y la marinera Whitby, en la que el escritor irlandés Bram Stoker (1847-1912) ambientó parte de su novela Drácula. Entre ambas, el paisaje se despliega en dos grandes parques nacionales, The Dales y The Moors, y aparece punteado por pueblos y granjas de piedra –un legado rural que aún persiste–, vestigios de viejas abadías, castillos y elegantes mansiones aristocráticas.
La ruta se inicia en York, ciudad fundada por los romanos como Eboracum en el año 71 d.C. y denominada Jorvik por los vikingos en el siglo XI. Conserva sus murallas medievales, coronadas por un paseo desde el que se ve la magnífica catedral y el centro peatonal, jalonado de tiendas y salones de té.
Desde York hacia el oeste, la primera etapa del viaje es la ciudad de Ripon (a 43 km), conocida por su animado mercado y las ruinas de Fountains Abbey, una abadía del siglo XII declarada Patrimonio de la Humanidad que posee unos magníficos jardines georgianos.
Explorando The Dales
A continuación aparece Richmond, localidad famosa por su castillo normando (siglo XI) y por ser la puerta de entrada al Parque Nacional Yorkshire Dales. En Yorkshire utilizan el término dale para referirse a los valles que integran este parque nacional de las tierras altas del condado, también llamadas The Dales. Ocupa 1.700 kilómetros con pocos bosques pero miles de prados, delimitados por muros de piedra y multitud de arroyos. Pese a ser un espacio protegido, es también una importante área ganadera que engloba aldeas diseminadas como Reeth o Leyburn. Ambas poblaciones cuentan con tiendas, pubs y hoteles encantadores, y son, además, punto de partida de las excursiones a pie por valles como Swaledade y Wensleydale, dos de los más bonitos del parque.
Paseo por los Moors
Un paisaje distinto se contempla en el nordeste del condado, donde se extiende North York Moors, el otro gran parque nacional de la zona. En su territorio predominan los páramos (moors) más abiertos y solitarios, cubiertos de tupidas matas de brezo que tapizan la reserva de color púrpura. Durante el paseo es posible avistar de vez en cuando urogallos, faisanes y perdices que habitan entre estos resistentes arbustos.
La zona de The Moors cuenta con caminos para recorrer a pie y en bicicleta. Otra posibilidad es viajar en el tren de vapor que cruza la reserva y une las localidades de Grosmont y Pickering.
El mar del Norte
Los páramos de esta zona de Yorkshire lindan con el mar del Norte, creando una costa agreste y un punto misteriosa con una franja de acantilados en los que anidan aves marinas. Allí se asientan pueblos como Whitby, cuyo pasado ballenero se aprecia en la iglesia de St Mary’s, decorada con huesos de este cetáceo. Muy cerca de Whitby, Robin Hood’s Bay es una encantadora villa de pescadores con calles apiñadas en torno a su puerto. Ambas ofrecen alojamiento en casas de estilo victoriano, que se pertrechan sobre colinas y regalan vistas a playas que varían de tamaño a lo largo del día, según sea la marea.
De regreso a York conviene detenerse en un par de vestigios medievales más: el castillo de Helmsley, localidad emplazada a 30 kilómetros de York, y la abadía de Rievaulx, del siglo XII y quizá la más espléndida del condado. También se pasa junto a mansiones de la aristocracia inglesa, muchas de ellas abiertas al público como Castle Howard, una joya del barroco inglés. Coronada por una cúpula y rodeada de lagos y jardines, fue el escenario de la clásica serie televisiva Retorno a Brideshead. Eva Millet
Para saber más
Cómo llegar: Desde Madrid y Barcelona vuelan compañías de bajo coste al aeropuerto de Leeds, 42 km al sudoeste de York, inicio del viaje.
A tener en cuenta: La tarjeta «Great British Heritage Pass», de venta en oficinas de turismo, ofrece descuentos en la entrada a monumentos.
Web de Turismo de Yorkshire