Cuando viajamos solemos percibir el mundo con unos sentidos más que con otros. Ocurre con la vista y el gusto, que suelen gobernar nuestras experiencias. Así, lo visto y comido determinará el éxito o no de nuestras vivencias. Pero, no nos limitemos solo a un par de ellos. ¿Por qué no viajar poniendo un poco más de atención a nuestro oído? No es necesario ser unos melómanos para descubrir que cada lugar del mundo posee su propia banda sonora.
La música es el lenguaje universal por excelencia. Transmite emociones cuando las palabras fallan y no coinciden los idiomas. Basta escuchar una melodía para sentirnos alegres o tristes, para reaccionar emocionalmente, para entender al otro y para acercarnos a culturas distintas a las nuestras.
Fue el filósofo alemán Friedrich Nietzsche quien dijo aquello de que “sin música, la vida sería un error”. También podemos añadir que viajar sin música sería un error: dejaríamos de apreciar una gran riqueza cultural, tradiciones del mundo y, desde luego, mucha diversión. Así que le damos al play y nos vamos a dar una vuelta al mundo que será muy sonada. ¡Qué no pare la música!