Sin la existencia de las monedas, hubiera sido imposible que el sistema económico hubiera evolucionado hasta nuestros días. Las primeras monedas que fueron acuñadas oficialmente datan de entre los años 680 y 560 a. C y pertenecen al reino de Lidia, una región histórica de Asia Menor situada en el oeste de la península de Anatolia, la actual Turquía. Fueron realizadas con una aleación de oro y plata llamada electro hallada de forma natural en el monte Tmolo. Posteriormente, Creso ‘El Opulento’ acuñó la primera moneda de oro: el estátero. A partir de entonces, ganó protagonismo frente al trueque y se entendió entre los persas y los griegos. Sin duda, las monedas de oro o las de plata eran las más deseadas, dado que los metales preciosos tenían gran valor. El hallazgo de tesoros numismáticos, ya sea en barcos hundidos, en cavidades de muros antiguos o bajo ruinas antiguas, siempre despierta una gran curiosidad.