La arqueología submarina es la responsable de rescatar los tesoros ocultos en mares y océanos. El espíritu aventurero del hombre a lo largo de la historia le ha llevado a navegar en busca de tierras fértiles y nuevas rutas comerciales, además de participar en cruentas batallas navales. Ya fuera por la acción de una meteorología adversa, la piratería, un ataque enemigo o un fallo técnico insalvable, los barcos hundidos durante los naufragios son piezas fundamentales para la expansión del conocimiento. Uno de los descubrimientos más antiguos es el del Uluburun, un pecio datado en el siglo XIV a.C. en la costa de Turquía. Otro hito importante fue el hallazgo del HMS Gloucester, un navío de guerra que acabó hundido al chocar con un banco de arena. En el momento de su construcción, el Titanic fue considerado el barco de pasajeros más grande del mundo. Tras chocar con un iceberg acabó en el fondo del mar; una tragedia que lo convirtió en leyenda.