Foto: Mary Evans / Scala, Firenze
7 / 9
A golpes con un crucifijo
El 16 de diciembre de 1911 fue un día aciago para Rasputín. Los rumores sobre su comportamiento indecente y su control sobre nombramientos eclesiásticos incitaron a sus antiguos aliados, el obispo Hermógenes y el monje Iliodor, a librar a Rusia de su influencia. El obispo lo invitó al monasterio de Yaroslavl en San Petersburgo. Cuando llegó desprevenido, Mitia Kozelski, un místico, lo arrastró ante un icono y, según se dijo, intentó cercenarle el pene con unas tijeras y le escupió. Iliodor y Hermógenes lo acusaron de ensuciar la monarquía y la Iglesia. El obispo le golpeó
la cabeza con la cruz que llevaba en el pecho, le prohibió que se acercara a una mujer y le obligó a arrodillarse y a jurar que no vería nunca más a los zares. El enfado de éstos fue monumental: Hermógenes fue enviado a Lituania, e Iliodor, recluido en un monasterio.
Lee el artículo completo