Si Nerón provocó el incendio de Roma que destruyó gran parte de la ciudad en el año 64, es un hecho que hoy en día no está claro del todo. El emperador fue un personaje controvertido y su mandato acabó convirtiéndose en tiránico y cruel. Sus primeros años como César fueron tranquilos y considerados unos de los mejores de este periodo, pero derivaron hacia un despotismo delirante que le llevó a cometer crímenes atroces. No dudó en asesinar a sus fieles partidarios como Burro, el prefecto que le llevó al poder, y tampoco dudó en quitarle la vida a su propia madre y a un hermanastro, e incluso a su tutor Séneca. Hizo frente a las rebeliones de británicos y judíos, a una guerra con los partos y fue un perseguidor implacable de los judíos. Pero su paranoia solo le hacía ver conspiradores donde no los había y finalmente fue declarado “enemigo público” con lo que huyó de Roma suicidándose posteriormente.