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Si pedimos a cualquier persona que nos haga un retrato robot de Jesús, probablemente lo dibuje con barba, pelo largo, con una corona de espinas y crucificado. Así son la mayoría de las representaciones que han llegado hasta nuestros días del que, según los creyentes, es el Hijo de Dios. Sin embargo no siempre se ha retratado a Jesucristo de esta manera, sino que durante los últimos 2.000 años la diversidad icónica de Cristo ha desbordado los límites de la imaginación y de la coherencia histórica. Con cara de asiático, con sombrero, magullado, con el pelo largo y rizado, de pequeño, con barba, crucificado, llorando, meditabundo, con rasgos femeninos, mulato... Aquí te dejamos retratos, esculturas y mosaicos que representan a un personaje que los arqueólogos tratan de diferenciar entre lo real y lo ficticio.