Una Catedral fascinante
Cuando el califa Abu Yakub Yusuf ordenó reconstruir la mezquita de Adabbás a mediados del siglo XII, nada hacía pensar que el edificio se convertiría casi 300 años después en la mayor catedral cristiana del mundo, al menos en volumen. De la etapa almohade ha preservado el alminar, al que en el siglo XVI se le añadió un campanario y en el XVIII una veleta de bronce, el Giraldillo. Aparte de la Giralda, la catedral sevillana guarda más tesoros dentro que fuera: el retablo gótico de la Capilla Mayor, las pinturas de Zurbarán y Murillo en la Sacristía Mayor y la Sala Capitular, y la tumba de Cristóbal Colón. La visita al templo reserva para el final el delicioso Patio de los Naranjos, el antiguo patio de la mezquita.