Nueva York es, probablemente, la urbe más icónica del mundo y la que más apariciones ha hecho en series y películas. La Estatua de la Libertad, con sus 93 metros de altura, es el símbolo de la ciudad más dinámica y enérgica de todas cuya oferta cultural nunca termina. Su propuesta de museos es impresionante, con el MoMA, el MET o o el Museo de Historia Natural como máximos exponentes en sus respectivos campos. Sin duda, una de las mejores maneras de empaparse al máximo de lo que ofrece Nueva York es haciendo un recorrido por nueve de sus islas.
Una de ellas, quizá la más conocida en todo el mundo, es Liberty Island, donde se encuentra la Estatua de la Libertad, y a la que se llega con ferry, del mismo modo que a Ellis Island, la puerta de entrada de Estados Unidos al desembarco de millones de inmigrantes a finales del siglo XX y principios del XXI. Desde los cuatro parques de Roosevelt Island, a la que se llega en teleférico, hasta Governors Island, monumento nacional que solo puede visitarse en primavera y verano, se abre un sinfín de posibilidades. Los barrios, viñedos y museos de Long Island, los arenales de State Island, los festivales y zonas de deporte de Randall’s Island o las delicias gastronómicas de City Island ofrecen planes de sobras para conocer la gran ciudad.
Sin embargo, Manhattan es una de las más famosas y considerada por muchos como el corazón de Nueva York. Los doce barrios más famosos de la Gran Manzana son capaces de satisfacer las inquietudes de cualquier visitante gracias a su gran variedad de lugares, experiencias y actividades. Desde el distrito financiero, con el edificio de la Bolsa como edificio más emblemático, hasta Chinatown, con restaurantes y tiendas que transportan al país asiático, cada uno de los doce tiene un carácter distintivo. Union Square es ideal para aquellos que quieran disfrutar de la gastronomía, y Chelsea ofrece más de 350 galerías de arte.
Entre los mayores atractivos de la ciudad se cuentan, sin duda, los rascacielos con mejores vistas. Más allá del Empire State, los visitantes buscan espacios donde poder deleitarse con una panorámica lo más amplia posible de la ciudad. Son muchos los altos edificios que pueden ofrecer estas bellas imágenes cinematográficas, pero algunos destacan por encima de otros, como el Summit One Vanderbilt, el observatorio más inmersivo del mundo. Y aunque desde este otro edificio no se pueda observar la ciudad, llamará la atención de los más curiosos: el Long Lines Building, un rascacielos sin ventanas preparado para soportar ataques nucleares.
País
Estados Unidos
Moneda
Dólar estadounidense ($)