Un maxilar fosilizado de un reptil de 260 millones de años de antigüedad, con tres hileras de dientes bien visibles, fue descubierto en 2002 por una jubilada alemana durante un paseo por una cala cercana a Port des Canonge, al norte de Palma, en la isla de Mallorca. El hallazgo ha sido publicado esta semana en Journal of Vertebrate Paleontology, según informó ayer el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, que ha participado en la investigación.
El fragmento mandibular perteneció a un captorhínido, según el examen preliminar de Martin Sander, de la Universidad de Bonn. Los captorhínidos eran similares a los actuales lagartos, pero sus cráneos eran mucho más resistentes, sus dientes podían triturar alimentos duros, aunque eran principalmente herbívoros, y sus cuerpos podían alcanzar los dos metros de longitud. El grupo Captorhinidae está bien representado en Norteamérica, África y Asia; y en Europa se los conoce principalmente por los restos hallados en Rusia. El fósil de Mallorca representa la primera evidencia directa de estos animales en el sur de Europa y corresponde a una especie de moradisaurinos, una subfamilia de captorhínidos, de gran tamaño.
El fósil representa la primera evidencia directa de estos animales en el sur de Europa
El espécimen de Mallorca vivió justo antes de la gran extinción de finales del Pérmico, que acabó con el 90% de formas de vida del medio marino y tuvo un efecto devastador en la fauna de vertebrados terrestres. Ni los moradisaurinos ni ningún otro captorhínido sobrevivieron a la extinción en masa que hubo en esa era geológica, cuando Mallorca no era una isla y había un supercontinente conocido como Pangea. El fósil se encuentra actualmente en Berlín, pero en las próximas semanas se trasladará al Museu Balear de Ciències Naturals en Port de Sóller, donde quedará en depósito definitivo.