Irlanda, la isla Esmeralda

La ruta por los condados de Cork y Kerry descubre la cultura gaélica del sudoeste irlandés

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Anillo de Kerry

Derrynane es uno de los mejores enclaves panorámicos de esta carretera circular. Al fondo se distingue la península de Beara.

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Timoleague

Tigh Molaga en irlandés, que significa Casa de Molaga, es un pueblecito ubicado sobre un asentamiento milenario dedicado a santa Molaga que, según cuenta la leyenda, introdujo el arte de la apicultura en Irlanda en el siglo VI. Frente al estuario se erigen las ruinas de una abadía franciscana de 1240. El convento fue saqueado en 1642 pero conserva restos de la iglesia, el claustro y la bodega.

BENIAMINO PISATI / CORBIS

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Killarney

Ross Castle (siglo XV) se erige en una de las penínsulas del lago Leane, el mayor del Parque Nacional de Killarney. Desde este punto hay salidas en barco a la isla lacustre de Innisfalle.

MAURIZIO RELLINI / FOTOTECA 9 X 12

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Cobh

La catedral de St Colman’s sobresale entre las casas alineadas de esta localidad, acceso marítimo a Cork y puerto del que partieron las grandes emigraciones del XIX.

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Las islas Skellig

Este archipiélago rocoso tiene dos islas principales: Little Skellig es una reserva natural de alcatraces y frailecillos, mientras que la mayor, Skellig Michael, alberga los restos de un monasterio del siglo VI. Su inaccesibilidad permitió a los monjes salvaguardar manuscritos únicos. Hoy en día solo se llega en barco desde Portmagee y durante cien días al año, dependiendo del estado del mar.

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Península de Beara

Las montañas Caha atraviesan este territorio escarpado y tapizado de verde.

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Península de Beara

Granjas y pueblos de pescadores puntean el litoral.

RENÉ MATTES / GTRES

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Península de Dingle

La carretera del Anillo de Kerry circula junto a acantilados, estrechas playas, fuertes milenarios, antiguos templos cristianos y cabañas con techo de paja.

Mapa: BLAUSET

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El viaje en seis etapas

1 Cork. La ciudad disfruta de una gran actividad cultural y una excelente oferta gastronómica. Cobh, pocos kilómetros al este, tiene un interesante museo histórico.

2 Timoleague. Restos de una abadía cristiana del siglo XIII.

3 Península de Beara. El cabo de Mizen Head marca el extremo occidental de Irlanda y de Europa.

4 Anillo de Kerry. Esta carretera de 180 km pasa junto a aldeas, ruinas medievales y el P.N. Lagos de Killarney.

5 P.N. Killarney. Tres grandes lagos con islas, bosques y restos de castillos conforman esta reserva.

6 Península de Dingle. Tiene restos paleocristianos, un fuerte de la Edad de Hierro y cabañas tradicionales.

Dice una leyenda que las cinco penínsulas que forman el extremo sudoeste de Irlanda son en realidad los dedos de la diosa Hag de Beara adentrándose en el Atlántico para apartar la densa niebla. Durante siglos esta porción de la isla Esmeralda fue considerada el final de la tierra conocida, y aún hoy conserva ese aura de misterio, con sus enclaves megalíticos, sus mitos celtas, su música popular, su costa acantilada y sus abadías en ruinas. Todo esto puede admirarse a lo largo de un fascinante viaje en coche de 400 kilómetros desde la ciudad de Cork hasta Dingle, pasando por Killarney y el Anillo de Kerry.

Cork se encuentra 260 kilómetros al sur de Dublín, la capital irlandesa, y está aseCork es, después de Dublín, la capital gastronómica y cultural de Irlandantada sobre el río Lee, que la atraviesa y la rodea con sus brazos. El sobrenombre de la «Venecia irlandesa» le viene de este singular emplazamiento, con el núcleo urbano instalado en una pequeña isla que está conectada con el resto de la ciudad a través de puentes y canales. Cork es, después de Dublín, la capital gastronómica y cultural de Irlanda. Esta vitalidad es evidente a la vista de los numerosos y variados restaurantes del centro, así como de la amplia oferta de productos del English Market, con carnes, quesos, marisco y otras exquisiteces locales. Por otra parte, durante todo el año hay una excelente agenda de teatro y danza, y en octubre, el festival de jazz, que reúne a los mejores músicos del panorama internacional. Cuarenta minutos al este de Cork por la N8, la salada brisa del Atlántico indica la inminente presencia de la ciudad balnearia de Cobh, cuyo puerto es famoso por haber sido la última parada del trasatlántico Titanic el 11 de abril de 1912.

Cork es, después de Dublín, la capital gastronómica y cultural de Irlanda

Estos muelles vivieron episodios dramáticos entre finales del siglo XIX y mediados del XX, cuando más de cuatro millones de emigrantes partieron hacia América empujados por la hambruna y la opresión. Una cifra brutal si se tiene en cuenta que en Irlanda residen hoy poco más de seis millones de personas. Esta tragedia es recordada en el puerto por la estatua de Annie Moore, la primera irlandesa inscrita en el registro de inmigración de la isla de Ellis en Nueva York, el 1 de enero de 1892.

Castillos y abadías medievales

El resto del condado está repleto de rincones históricos. A una media hora de Cork se encuentran las ruinas del castillo de Blarney, que fue erigido en 1210 y reconstruido en 1446. Camuflado entre frondosos tejos, alberga entre sus viejos muros la legendaria de la «piedra de la elocuencia», la Blarney Stone. Merece la pena guardar cola para tocarla, pues se dice que otorga el don de hablar como el más convincente de los oradores.

Al sudoeste, siguiendo la estrecha pero seductora R600 se encuentra Kinsale. La agitada actividad del puerto de esta ciudad se extiende por estrechas calles medievales que esconden escalofriantes historias sobre las constantes luchas entre los isleños y sus invasores. En 1601 las tropas españolas capitaneadas por Juan de Áquila, que había acudido al auxilio de los nobles irlandeses, claudicaron ante las tropas inglesas en una épica batalla. Aquella derrota significó el fin de las esperanzas rebeldes por la anhelada independencia, que no se materializaría hasta 1921.

Siguiendo hacia el oeste aparece la Irlanda más primigenia y rural, en forma de prados y turberas, playas desiertas y marismas. Conducir por estas carreteras es como viajar dentro de una nuez, rodando arriba y abajo por el suave manto verde que cubre las redondeadas colinas. El invierno es una buena época para realizar este viaje, ya que las estrechas carreteras son más transitables y las paradas en soledad conectan mejor con la belleza y la paz del paisaje irlandés. Un excelente lugar para saborear esta calma son las ruinas de la abadía franciscana de Timoleague, del siglo XIII y emplazada frente a la bahía de Courtmacsherry.

La ruta hacia el condado de Kerry puede realizarse por el interior, y así llegar antes a Killarney y al famoso Anillo de Kerry, o bien por la costa sur. Esta última opción permite recorrer las penínsulas occidentales y alcanzar el mítico extremo oeste de Europa: Mizen Head. A este cabo acantilado, que cuenta con un faro y un centro de exposiciones, se llega tras dejar atrás el pueblo de Ballydehob, muy conocido por su festival de música celta en marzo, el de jazz a mediados de mayo, el de folclore en junio y por un encuentro de barcos antiguos en agosto.

El enclave turístico de Bantry y el sosegado pueblecito de Glengarrif son el punto de unión de la península de Sheep’s Head con la de Beara. Numerosos enclaves megalíticos, testigos de los primeros asentamientos humanos en la verde Irlanda, pueblan estos parajes. Los quince menhires del círculo de Uragh, entre Glengarrif y Kenmare, son una muestra de este patrimonio arqueológico. El paisaje se muestra sublime en este punto, cuando el verde manto se impregna del amarillo de las aulagas y los bloques de turba negra emergen en los campos. Al atardecer, la densa niebla del Atlántico rebasa lentamente las escarpadas cumbres y se vierte por las laderas oscuras.

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Kenmare se encuentra a una media hora de Glengarrif. En sus ajetreadas calles hay tiendas que venden piezas de cerámica, tallas de madera y joyas artesanales, así como productos gastronómicos y cálidas prendas de lana tradicional. Kenmare es también un magnífico lugar para contratar una salida en barco y avistar leones marinos, quizá alguna ballena de morro puntiagudo (rorcual) o un grupo de delfines.

El Anillo de Kerry

La ciudad de Killarney, 33 kilómetros al norte, es la mejor base para adentrarse en la península de Iveragh a través de la carretera Anillo (Ring) de Kerry. A lo largo de 180 kilómetros circula por enclaves que encienden la imaginación, desde el Parque Nacional de los Lagos de Killarney hasta construcciones de la Edad de Hierro y centenarias cabañas con tejado de paja. La primera parada es el parque nacional, una reserva natural de 4.500 hectáreas que abarca tres grandes lagos, una caudalosa cascada y ruinas de castillos y abadías medievales. A mitad del Anillo se encuentra Portmagee que significa «transbordador» en gaélico y desde donde se accede a las islas Skellig, unos pináculos de roca declarados Patrimonio de la Humanidad por albergar los restos de un monasterio cristiano del siglo VI.

La última etapa del viaje es la península de Dingle, a una hora y media de Killarney. Mirando desde sus acantilados el viajero se convierte en testigo del violento juego entre la tierra y el océano Atlántico. Una vez se adentre en sus pueblos descubrirá la belleza y el arraigo de la cultura gaélica, patrimonio cultural protegido en toda la península. La tarde hay que pasarla en alguno de los cincuenta pubs tradicionales que se cuentan en la localidad de Dingle. En algunos todavía se despachan comestibles y material de ferretería, y la mayoría carece de televisión. Suena la música celta en vivo y los lugareños intercalan historias con canciones regionales mientras las pintas de cerveza negra corren por las mesas. Afuera, la ancestral península de Dingle, dedo pulgar de la diosa Hag de Beara, desaparece entre la espuma que escupen las olas del furioso mar...

PARA SABER MÁS

Documentación: DNI o pasaporte
Idioma: inglés y gaélico.
Moneda: euro.
Diferencia horaria: 1 hora más que en España durante todo el año.
Llegar y moverse: Hay vuelos directos a Cork desde varias ciudades españolas con compañías de bajo coste. Una vez allí, lo mejor es alquilar un coche o una autocaravana. Si se piensa viajar en autobús, sale a cuenta comprar un pase para varios días o semanas.

Hay servicio de transbordadores a las islas Skellig, Garinish, Blasket y Sherkin desde los pueblos costeros más cercanos, y a Innisfallen (P.N. Killarney) desde Ross Castle.
Alojamiento: En las zonas rurales y de costa, la oferta abarca bed & breakfast, pensiones, albergues y granjas.
Festivales: St Patrick se celebra por todo lo alto en Cork del 16 al 18 de marzo. Además, destacan los festivales gastronómicos: Shandon Street (Cork), en junio; Kenmare, en julio; Kinsale y Dingle, en octubre.